Las violencias machistas contra las niñas: la
opresión silenciosa y silenciada.
Enviada X Carolina Lafuentes
Enviada X Carolina Lafuentes
Cuando nos referimos a la violencia machista,
las niñas suelen estar ausentes del discurso y las imágenes, a pesar de la
evidencia existente tanto a nivel mundial como nacional.
En muchos casos la violencia comienza desde el
momento de su nacimiento. Efectivamente decir: “es una niña” puede constituir
la causa de su muerte temprana. Así por ejemplo en Asia, al menos 60 millones de niñas
han “desaparecido” debido a la selección prenatal del sexo, el infanticidio o
el abandono.
También
ellas constituyen la primera mayoría cuando hablamos de abusos sexuales
infantiles. Las investigaciones hablan que en todo el mundo el 20% de las
mujeres sufrieron abusos sexuales durante la infancia, mientras que en el caso
de los hombres este tipo de violencia ronda entre el 5 al 10%.
Más de 64 millones de niñas a nivel mundial son víctimas de matrimonios
forzados. El matrimonio infantil provoca embarazos prematuros y no deseados,
por lo que pone en peligro la vida de las niñas y adolescentes. Y de acuerdo a la Organización Mundial
de la Salud , las
complicaciones asociadas al embarazo son la principal causa de muerte entre
niñas y adolescentes de 15 a
19 años de edad.
En el mundo, aproximadamente 140 millones de
niñas han sufrido la mutilación genital femenina.
La trata de personas con fines de explotación
sexual se convierte en una trampa para millones de mujeres y niñas, que pasan a
ser esclavas en plena era moderna. Las mujeres y niñas representan el 98% de
las personas que son explotadas sexualmente contra su voluntad (ONU).
En
Chile, desde Enero hasta Junio de 2014 se registran 9.986
denuncias por violencia sexual, un 66%
corresponde a abuso sexual, mientras que un 32% a violaciones y un 2% a
pornografía infantil. La violencia sexual ocurre frecuentemente en los hogares
o es cometido por algún familiar o
persona cercana a la víctima (84.7%)[1][i].
Del universo de las denuncias que señala el
estudio “perfil de los agresores”, el 70 % identifican a menores de edad como
víctimas, el 96% de las víctimas son niñas el 31% tiene entre siete y trece
años.
El promedio de niñas y niños asesinados fue de
57 durante el 2013, cantidad muy cercana a los femicidios, que son
habitualmente difundidos por los medios de comunicación. Esta violencia es
preocupante en la región de Valparaíso y extrema en las regiones de Arica y
Parinacota, Aysén y Magallanes.
El Estado no se ha hecho cargo de la situación
de violencia contra las niñas y niños del país ni del abuso sexual infantil. El
año pasado hubo 22 mil denuncias solo por delitos sexuales contra niños y niñas,
lo que significó un aumento en un 22% en relación al año 2012 y en lo que va de
este año ya tenemos un aumento de un 17% con respecto a los delitos sexuales
cometidos contra niñas y niños el año pasado.
Creemos, se debe descartar en el análisis de
los delitos sexuales el mito del “loco” o “enfermo” para definir a los
agresores. “Estos sujetos no necesariamente han vivido una infancia violenta ni
se sienten atraídos con exclusividad, o de manera principal, por niños/as, sino
que suelen aprovechar las ocasiones que se les presentan para realizar los
abusos”2.
Por tanto, se descarta la presencia de
trastornos graves o alteraciones del juicio que expliquen la comisión del
delito, por lo que deben ser considerados plenamente imputables ante la ley.
Según un estudio realizado por el Ministerio
Público el 2011, los agresores “pertenecen al entorno social de las víctimas,
son familiares directos
o cercanos o mantienen una relación con sus familias.
Estas cifras son sólo una pequeña muestra de
las violencias machistas que sufren las niñas. Y la raíz profunda de la violencia
contra las mujeres tiene su raíz en las desiguales relaciones de poder entre
hombres y mujeres.
Es importante entender que la violencia
machista es manifestación de una discriminación social, de una estructura
social desigual y opresiva contra las niñas y las mujeres.
Esta estructura social desigual o patriarcado
descansa en los mitos, roles y estereotipos de género, los que se aprenden
desde la primera infancia. Producto de esta socialización las niñas se
identifican, por regla general, en roles de sumisión respecto de lo masculino y
los niños toman posiciones de superioridad como género “privilegiado”. Esta
socialización se aprende en la familia, escuela y medios de comunicación.
Para los medios de comunicación “las mujeres
continúan encerradas en un contexto que generalmente las reconoce como objetos
de placer o como sujetos domésticos. Las mujeres son acosadas y culpabilizadas,
convertidas en responsables de la suciedad de la casa o de la ropa, del
deterioro de su piel y de su cuerpo, de la salud de los niños y niñas, y de la
limpieza de sus partes íntimas, del estómago de sus maridos y de la economía de
su hogar. En la oficina o en la cocina, en una playa o en la ducha, todo
depende de su aliento, el realce de su sostén o el color de sus medias”
(Ramonet).
En la Escuela se presta menos atención a las niñas, se
les dirige menos la palabra y los elementos tradicionalmente considerados como
característicos de la cultura femenina se encuentran devaluados, ausentes o
marginales en los saberes que se transmiten (Brullet y Subirats).
Vemos como estereotipos, mitos y roles de
género, tienen como consecuencia la desigualdad entre los sexos y se convierten
en agentes de discriminación, impidiendo el pleno desarrollo de las
potencialidades y las oportunidades de cada persona.
Respecto de las niñas las privan de su
autonomía, limitando su dignidad e impidiendo una vida libre de violencia(s),
en definitiva impidiendo una vida en libertad.
Ellas que difícilmente pueden expresar en alto
su voz, nos acompañan esta tarde. Hoy nuestro silencio expresa la rabia ante
las violencias machistas que sufren las niñas.
Marchamos porque ellas deben ser
visibilizadas, su dolor, su rabia, su silencio…Hoy marchamos por su libertad y
su autonomía.
¡¡¡ NI UNA NIÑA MENOS, NI UNA MUERTA MÁS !!!
Colectiva La Huacha Feminista, Valparaíso
[1] Datos obtenidos a través de la Fiscalía , Ministerio
Público de Chile.
2 Ministerio Público (2011). Unidad de
Delitos Sexuales de la
Fiscalía Nacional
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