El TPP, corona de la estrategia trasnacional
X Alejandro Villamar/
Servicio Informativo "Alai-amlatina" Agencia Latinoamericana de Información
La reciente conclusión formal de las negociaciones del
mega-tratado Transpacífico (Acuerdo de Asociación Transpacífico – TPP por sus
siglas en inglés) pretende y apunta a alcanzar metas que el capital
trasnacional ha perseguido desde la década de los ochenta. Su primera estrategia fue encabezada por los
programas de ajuste estructural de la triada BM-FMI-BID, y su primer avance
para integrar los propósitos políticos de manera vinculante en un texto fue el
Tratado de Libre Comercio TLCAN (1994), seguido de la creación de la
Organización Mundial de Comercio (OMC, 1995).
Recién creada la OMC, y tratando de introducir los temas
Financieros y Derechos de Propiedad Intelectual (Agenda de Singapur-1996), lo
mismo que un Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI), el director general de
la OMC, Renato Ruggiero, describió cínicamente el momento: "Estamos
escribiendo la Constitución para una sola economía mundial" (Singapur,
1996).
Diecinueve años después de Ruggiero resurge el discurso de
la hegemonía y la economía mundial con el TPP: "En virtud de este acuerdo,
nosotros, en vez de países como China, estamos escribiendo las reglas para la
economía mundial." (B. Obama, octubre de 2015[1]).
Sin embargo, el objetivo nunca se ha restringido a la
economía mundial, ni regional, ni se busca la prosperidad, la seguridad y
sustentabilidad global, y menos la democracia, sino la transformación de las
reglas del orden mundial a las necesidades de la globalización del capital
transnacional.
A lo largo de más de 20 años de luchas de resistencia, redes
de activistas sociales, de personalidades, académicos y de gobiernos, han
demostrado que detrás del cliché de “acuerdo de libre comercio”, en el
trasfondo hay objetivos esencialmente políticos como el eliminar las facultades
del Estado para regular con fines sociales, poner los derechos corporativos del
capital por encima de los derechos humanos y de la naturaleza, crear mecanismos
de gobernanza global de la economía sin ninguna legitimidad o control
democrático.
Los tratados como instrumentos de la política trasnacional
Estados Unidos ha acumulado en los últimos 30 años una
experiencia y fracasos por tratar de imponer las reglas mundiales, escritas en
Tratados, que consoliden los intereses de la globalización trasnacional. Los tratados de libre comercio (TLC), han
sido una de esas vías y el más conocido cliché para imponer esa estrategia
corporativa.
EEUU, después de alcanzar un TLC, primero con Israel (1985)
y otro con Canadá (1987), así como un TLC regional (TLCAN, 1994), desplegó una
estrategia mundial para alcanzar un Tratado Multilateral (en la OMC), o
mediante tratados bilaterales o regionales tanto de tipo TLC, como del tipo de
Protección de Inversiones, de Protección de Propiedad Intelectual, o preparando
el terreno político diplomático mediante los llamados Acuerdos Marco de
Comercio e Inversión. El terreno
privilegiado para la ofensiva de los TLC fue el espacio latinoamericano: 11
TLC, de un total de 20 tratados, alcanzados antes de pretender coronar su
estrategia con el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA)[2].
Dentro de esta estrategia, la prioridad ha sido puesta en
materia de inversión y propiedad intelectual.
Los Tratados, eufemísticamente llamados Tratados Bilaterales de
Protección y Promoción Recíproca de Inversiones (TBI), fueron impuestos
mundialmente a países subdesarrollados.
De los 42 tratados TBI que EEUU ha firmado, el espacio elegido en la
década 1994-2004, fueron los llamados países en transición (16 países); sólo 8
países latinoamericanos, carentes de TLC, fueron añadidos a ese acervo.[3] En este campo, los países europeos son
dominantes mundiales con el 30% de los aproximadamente 4,600 TBI en vigor.[4]
Una estrategia muy defendida por los monopolios
trasnacionales han sido los Tratados Multilaterales y bilaterales de la llamada
protección de la propiedad intelectual (patentes, marcas, derechos de autor,
diseños industriales y otros), área dominada mundialmente por los países
desarrollados, con 51% de los 2.3 millones de solicitudes de patentes. Sin embargo, la importancia de China es
indudable, con 28% del total, mayor que el 23% de EEUU. En solicitudes de marcas China alcanza el 25%
y EEUU el 17% de las 6.5 millones de solicitudes.[5]
En esta estratégica materia, de los 34 tratados de
protección a la Propiedad Intelectual, 24 han sido acuerdos bilaterales con 24
países (13 antes de la OMC y 11 después).
Dos Tratados Multilaterales han precedido a 8 acuerdos multilaterales o
reformas específicas surgidas con la OMC o después.[6]
Una estrategia de tres pistas
Los intereses trasnacionales, encabezados por la triada del
gobierno de EEUU, la Unión Europea y Japón, desde hace tres décadas han venido
empujando sus iniciativas bilaterales, regionales y multilaterales. A partir de las neoliberales reglas
alcanzadas en el TLC de América del Norte (TLCAN), su reproducción en la OMC, y
la búsqueda de su extensión a todo el hemisferio mediante el ALCA, se
trasformaron las condiciones en que Japón venía desarrollando su articulación
productiva en el área asiática mediante el Foro APEC, lo mismo que las
condiciones en que la Comunidad Europea-Unión Europea venía manteniendo su relación
neocolonial con los Acuerdos de Lomé-a-Cotonou con los países ACP (sus 79 ex
colonias de Asia, Caribe y Pacífico).
La triada buscó infructuosamente incorporar temas
adicionales a la agenda de la OMC y se encontró con la sorpresiva movilización
civil y la oposición de varios bloques de países, encabezados por los de África
y los más desposeídos en la tercera cumbre ministerial en Seattle, EEUU
(1999). Cuatro años antes, la Cumbre de
APEC en Osaka (1995) había entrado en crisis por la pretensión de transformar
un foro de diálogo político-económico en espacio de desregulación obligatoria
de varios temas. Y lo mismo se repitió
durante la fracasada quinta Cumbre de OMC en Cancún, septiembre de 2003.[7]
El espacio regional, donde ya se habían sembrado los temas
controversiales en el corazón de los 11 TLC con países latinoamericanos, animó
a EEUU a insistir y pretender llegar a obtener la aceptación del proyecto
hemisférico de TLC, el ALCA. Sin
embargo, en la histórica Cumbre de las Américas en Mar del Plata (noviembre de
2005), el presidente de los EEUU (G. W. Bush) y sus destacados aliados de
México (V. Fox) y Chile (R. Lagos) sufrieron una estrepitosa derrota a manos de
una inusitada alianza entre gobiernos opositores al ALCA y redes sociales
hemisféricas alternativas, como la Alianza Social Continental (ASC) y la
Campaña Continental contra el ALCA.
"Lo bueno es que no tuvimos que hacer el trabajo. Los mexicanos y chilenos estaban más enojados
que nosotros.": Thomas H. Shannon, Secretario Adjunto para América Latina
y Caribe del Departamento de Estado, en declaración a la prensa.[8]
Cambio de estrategia, usar lo disponible para alcanzar lo
deseable
Con un rosario de fracasos y una estrategia desgastada y
claramente impopular, la coalición neoliberal, sobre todo la estadounidense,
cambió de estrategia al adoptar una agenda multivariada de un “soft power”[9]
renovado como “poder inteligente”, que facilite el debilitamiento de las
resistencias y adopte las políticas buscadas.
Para ese propósito, se propusieron: 1) fortalecer y profundizar la
agenda y la labor de las instituciones oficiales hemisféricas, la mayoría
surgidas desde la primera Cumbre de las Américas (Miami, 2004); 2) coordinar
las políticas de las organizaciones financieras regionales, y dar continuidad a
la agenda de asesoría en desregulación o “modernización competitiva” de los
gobiernos latinoamericanos y las cúpulas de las organizaciones empresariales;
3) apoyar de manera firme la labor de cabildeo de las organizaciones
estadounidenses con agenda latinoamericana, como el Consejo de las Américas,
las instituciones académicas; 4) usar intensivamente el apoyo de los poderosos
grupos mediáticos; y 5) apoyar y fortalecer la oposición empresarial a los
gobiernos latinoamericanos que buscan enfrentar este modelo dominante, llegando
incluso a impulsar golpes de Estado (duros o suaves).
En palabras de la ex Secretaria de Estado, Hillary Clinton,
en julio de 2009: En “Nuestro enfoque de política exterior… los hechos exigen
una estructura mundial distinta… trabajaremos a través de instituciones
existentes y las reformaremos.
Trascenderemos a los Estados y crearemos oportunidades para que
instituciones no estatales y particulares puedan contribuir a las soluciones…colaboramos
con nuestros principales aliados de tratados, como Japón y Corea, Australia,
Tailandia, Filipinas y otros socios para fortalecer nuestras relaciones
bilaterales, así como las instituciones transpacíficas. Somos al mismo tiempo un país transatlántico
y transpacífico”.[10]
La Sra. Clinton decía en público lo que sin aspavientos ya
venían haciendo bajo el mandato de las nunca enterradas 23 Iniciativas
temáticas del Plan de Acción de la Cumbre de Miami (1994)[11] e
intensificándolo después del 2005 con las alianzas público-privadas mediante
las reuniones periódicas de Ministros de las Américas en Finanzas, en Energía,
en Agricultura, en Minas, en Defensa, y una docena más de temas, bajo el
paraguas formal del BID, de la OEA, del IICA.[12]
A la par, una red de instituciones y organizaciones
‘civiles’ íntimamente ligada a la política del Departamento de Estado de EEUU,
ha venido “modernizando” mediante la “reforma regulatoria” y la
“competitividad” la política pública de la mayoría de los gobiernos
latinoamericanos y del Caribe, así como creando alianzas con las cúpulas
empresariales de nuestros países.
Así, el bufete de ex funcionarios privatizadores,
Jacobs-Cordoba y As., autores directos de 11 de los programas de reforma
(des)regulatoria de gobiernos latinoamericanos (de un total de 74 gobiernos
“asesorados” en el mundo)[13], son también los “super-expertos” de la Red
Inter-Americana de Competitividad RIAC[14] de la Federación Global de Consejos
de Competitividad articulado al Foro Económico Mundial, la Cumbre de las
trasnacionales.[15]
Por su parte, la organización empresarial Consejo de las
Américas, creada por D. Rockefeller, ha intensificado desde 2006 su programa
hemisférico de promoción neoliberal y de relaciones políticas; 75 reuniones en
16 ciudades capitales; cabildeos convertidos en culto por las cúpulas
empresariales, gubernamentales, incluyendo a algunos presidentes afines.[16]
Así, bancos, tecnócratas, cabilderos, académicos y
poderosísimos monopolios de medios de comunicación corporativos han continuado
trabajando cotidianamente, en coordinación con funcionarios y algunas
organizaciones civiles, desde dentro de nuestros países con programa e
ideología trasnacional, que no terminamos de enterrar, ni con gobiernos
progresistas.
Desde 2007, advertimos de esta peligrosa estrategia[17] que
no sólo ha propiciado la Alianza del Pacífico, sino que ahora se convierte en
el apoyo político del TPP; ese peligroso brazo de la nueva tenaza trasnacional,
y mañana podría serlo del tratado gemelo Tras-Atlántico.
El TTP busca superar la derrota del ALCA y coronar en
triunfo esta larga y multiforme estrategia para crear un mundo adaptado a sus
intereses. Solo la movilización social
global y unitaria podrá presionar a los legisladores y gobiernos, para derrotar
a este Super-ALCA.
Referencias
[1]
https://goo.gl/noFhUh
[2] USTR. 2015. https://goo.gl/Diuupv
[3] Cálculos con la estadística del USTR, 2015.
http://goo.gl/MsuYCr
[4] Cálculos con datos UNCTAD. http://goo.gl/4VYcNv
[5] Cálculos con Datos y cifras de la OMPI sobre P.I.
http://goo.gl/UDZCMV
[6] Cálculos a partir de estadística del USTR
[7] http://goo.gl/UDZCMV
[8] http://goo.gl/UPpyXF y http://goo.gl/4qR31K
[9] https://goo.gl/ZfVktF
[10] http://goo.gl/2YAAS4 http://goo.gl/NyPrZz
[11] http://goo.gl/enZ0tt
[12] http://goo.gl/LE4XHV; http://goo.gl/wMV5xr;
http://goo.gl/lPzN5R; http://goo.gl/4PU0NL; http://goo.gl/0YK5NS;
http://goo.gl/dWbW78
[13] http://goo.gl/ZWldB2
[14] http://www.riacnet.org/
[15] http://goo.gl/uoF01j
[16] http://goo.gl/EbF8uV
[17] http://goo.gl/ku2Dhx
* Alejandro Villamar es analista, activista y miembro de la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC). Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 509 (noviembre 2015), con el título "A 10 años de la derrota del ALCA" - http://www.alainet.org/es/revistas/509