Los gobiernos post dictadura siguen siendo fieles al modelo
impuesto por ésta
X Manuel Ahumada Lillo, Presidente C.G.T. Chile/PULSO SINDICAL
Nº 241
Como Concertación lo recibieron y solo aplicaron una manito
de pintura para quitar las manchas de sangre y los nombres, de los que cayeron
por combatirlo.
Muchos antidictatoriales se creyeron el cuento y dejaron sus
principios y conciencias en algún baúl, por ahí, a buen recaudo. Han vuelto a
marchar y manifestar cada vez que la mierda esta por rebalsar el tiesto, pero
luego vuelven a lo mismo, a creer y a intentar hacernos creer que hay grandes
avances y las cosas mejoran.
Hubieron de pasar 4 gobiernos para que recién la gente se
diera cuenta de que algo no cuadraba, que la alegría no se apersonaría por las
casas de los mas castigados por el sistema. Parte importante de la población
que sufraga, decidió expresar su molestia.
Lo malo es que no se fueron a apoyar alguna propuesta más de
avanzada, mas de poder. (¿existió de verdad alguna, construida con el pueblo al
que siempre se menciona?).
Se decidieron a votar por la derecha, convencidos de que
como estos han robado y cagado a tantos, podrían ser más honestos que los
ratones de campo de la Concertación.
Craso error. La derecha vendió la pomada y se dedicó a
instalar nuevas cuñas que sostuvieran el modelo, un poco desacomodado con tanta
demanda social.
A la última elección presidencial y parlamentaria se
presentó casi el mismo conglomerado que, atento, sabía que debía cambiar su
nombre para al menos mantener cautivos a los más ilusos. Mucho burócrata y
operador cesantes esperaban impacientes ocupar el espacio que, consideran les
corresponde. Otros más vivos movieron inteligentemente sus piezas logrando
acuerdos para aumentar la representación.
Trabajaron de mejor forma, corrigieron algunos errores y
ganó la nueva mayoría.
Y, como se preveía, todo está igual o casi igual. Algunas
propuestas en la línea de dar cumplimiento al programa, algún discurso de punta
que por ahí despierta adhesiones, pero de cambios profundos, poco o casi nada
todavía.
Lamentablemente, en lo que respecta a los trabajadores, ya
se visualizan algunos “avances”.
Ahora cuentan con agregados laborales, asesores ministeriales
y algunos carguitos intermedios, siendo los más beneficiados aquellos
dirigentes (as) que provienen de la CUT.
No importa el sector al que representaban en la
multisindical antes de llegar “al gobierno”, lo concreto es que no llegan ahí
en representación de los trabajadores y en algún momento deberán explicar su
vuelta de carnero.
No se es insolente si se dice que están ahí por el pago de
favores. ¿Si no de que manera explicar que quienes hasta hace poquito
reclamaban contra el modelo y pedían cambios de fondo, hoy se vistan “de
gobierno” y busquen desactivar conflictos?
Al Piñera y la derecha los amenazaron con paros si no había
un mínimo de $250.000 y aunque eso nunca llegó (ni el monto en $ pedido, ni la
movilización anunciada) se mostraron decididos en su planteamiento, contando
con el entusiasta apoyo de los parlamentarios de la entonces oposición.4 años
insistiendo con el mismo valor del ingreso mínimo (ni siquiera lo maquillaron
con algo de IPC en este periodo), 4 años anunciando movilizaciones y a la
primera de cambios se morigera el discurso.
Lo dijimos antes en el Pulso y hoy las señales van en esa
línea.
El ingreso mínimo no llegará en el 2014 ni siquiera a los $
230.000. Se está hablando de varias alternativas y en lo personal creo que ya
existen algunos acuerdos. Solo se busca el momento preciso para presentarlos.
a) El monto final del mínimo será un valor entre $222.000 y
$227.000
b) El acuerdo entre la CUT y el gobierno será por al menos 2
años (ya se hizo lo mismo en el 2005, anterior gobierno de Bachelet)
c) Es más que probable que el valor de $ 250.000 se alcance
recién en el 2016.
Y si faltaba algo para dejar claro que las cosas no van bien
hasta ahora, nos presentan un proyecto de ley que no se sabe que busca. La
creación de una AFP estatal.
O sea este sistema previsional de mierda, que daña a los
trabajadores de menores recursos, la gran mayoría de los asalariados, no
va a ser eliminado ni corregido. Se va a
entrar a competir con los patrones, con el capitalismo, en el terreno que ellos
prepararon y pavimentaron. Una AFP estatal.
¿Ahí llegarán mañana a trabajar burócratas y sindicalistas
reconvertidos?.
Malas, pobres señales se están entregando a los millones de
trabajadores que sobreviven con remuneraciones que van entre los $ 210.000 y
los $ 450.000, trabajadores que nunca, jamás van a poder acceder a una pensión
digan, por la vía de la capitalización individual.
Varias huelgas hay en desarrollo. Unimarc en Iquique, Cruz
Verde en Concepción, Batarse y Hogar de Cristo en Santiago. Hace algunos días
trabajadores contratistas cortaron caminos en el norte en demanda de repuesta a
sus peticiones, aún no se zanja definitivamente el problema que llevó a
movilizarse a trabajadores de los puertos y recolectores de basura. Los
profesores y estudiantes siguen
movilizados, paralizaron por 48 horas los trabajadores de la salud en varios
lugares del país. Desde el 11 de Junio decenas de pobladores están instalados
nuevamente en las riberas del río Mapocho, demandando el derecho a vivienda.
Los mapuches siguen reclamando sus tierras.
El derecho a vivienda al igual que a la salud, educación y
otros básicos (como el agua, la tierra, calles pavimentadas, áreas verdes en
cada barrio o población, y un largo
etcétera), debieran estar garantizados por el Estado, en cantidad y calidad
suficientes, terminando con la vergonzosa diferencia de clases que persiste y
se profundiza en nuestro país.
No será digno ni suficiente un ingreso mínimo que ni
siquiera permite alimentarse y vestirse a un grupo familiar de 4 personas. No
lo es una pensión miserable que con suerte, en algunos casos, alcanza para
comprar remedios, azúcar y pan.
Todo lo que se diga es vacuo, inútil si no está acompañado
de acciones concretas para terminar con dichos flagelos.
Sigan jugando con la confianza y la buena fe de las
personas, aquellos que tienen en sus manos las herramientas para poner fin o al
menos diminuir las diferencias abismantes que existen en la sociedad. Pero
tengan claro que en algún momento algo explotará y esa explosión no se puede
prever ni medir.
Será la respuesta al abuso, al desprecio demostrado. Y eso
necesitará organización y dirección. Ese es el principal desafío de la hora
presente.
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