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PUNTADA CON HILO, COMUNICACIÓN DE MUJERES, fue un periódico en papel que circuló en los años '90. Nos definimos feministas y "con perspectiva de clase".

Salíamos mensualmente en todo chile, también llegábamos a otros países latinoamericanos. A organizaciones de base, tanto de mujeres como mixtas, llegábamos sin costo alguno o hacíamos un trato: una sola suscripción a cambio de varios ejemplares cada mes. Las ONGs e instituciones en cambio debían pagar sus suscripciones completas.

PUNTADA CON HILO se destacaba por un lenguaje directo, cercano, claro y por manejar como sus fuentes primarias los testimonios de las propias mujeres, sus experiencias, sus formas de evaluar los acontecimientos políticos y sociales, sus denuncias, sus ideas y elaboraciones políticas y culturales. Las "autoridades" en diversas materias, no pasaban de ser un apoyo secundario -tal como las estadísticas e informes oficiales-.

Denunciamos la falsedad de la llamada "vuelta a la democracia", las manipulaciones de los partidos políticos, rechazamos la instrumentalización de la lucha popular que hicieron -y hacen- la mayoría de las ONGs e instituciones -con honrosas excepciones-. Destacamos el feminismo popular, la mirada de clase y nos esforzamos por no caer en la sobreideología que daña -desde nuestra perspectiva- las luchas sociales. Hablamos mucho desde lo íntimo y desde los procesos que hacemos las mujeres en lo personal que es lo que realmente -estamos seguras- construye lo político cuando hay organización.

domingo, 17 de agosto de 2014

$HILE OBLIGA A LAS NIÑAS Y ADOLESCENTES A PARIR Y COLOCA SUS VIDAS EN RIESGO



Declaración Casa Autogestionada de Mujeres del Ngullumapu 
Enviado X Verónica Zegers Balladares

¡Basta de imposiciones morales y religiosas avaladas por un Estado que viola nuestras vidas y nuestros cuerpos! 
Adolescente con riesgo de salud y denunciada por aborto clandestino - niña de 11 años obligada a ser madre por un  embarazo producto de  violación:

Como Casa Autogestionada de Mujeres del Ngullumapu, queremos hacer presente nuestra preocupación y repudio por situaciones de maltrato, abuso y violación de derechos que afectan a dos niñas en su condición de mujeres frente a expresiones de la violencia estatal y patriarcal en sus diversas y más duras manifestaciones, especialmente en aquellos derechos que atañen directamente a sus vidas y a su salud sexual y reproductiva. 

La primera,  corresponde a una grave situación que afecta a una joven de 16 años de la ciudad de Victoria de la Región de la Araucanía, quien al realizarse un aborto en la clandestinidad - corriendo graves riesgos en su vida y salud - llega al hospital de Victoria en búsqueda de atención médica. Hoy, además de su grave estado de salud, la joven es enjuiciada públicamente y denunciada por tomar una decisión que requiere de una vez por todas un trato humanizado por parte del Estado; violando con ello el decreto ordinario A-15 1675 de 2009 del Ministerio de Salud, que obliga   la confidencialidad  médico – paciente , y la no judicialización de los casos de mujeres que llegan a centros de salud para ser atendidas por abortos inducidos o incompletos; basada en las recomendaciones hechas al Estado de Chile por el Tratado en Contra la Tortura en materia de aborto y derechos sexuales y reproductivos.

La segunda , una niña de 11 años de la Región de los Ríos, quien habiendo sido agredida sexualmente por su padrastro, es además  vulnerada y violada en sus derechos por el Estado a través de la imposición de continuar con un embarazo de alto riesgo por su edad y altamente traumatizante por ser  producto de una violación. Desde doctrinas conservadoras y religiosas que remiten el papel de la mujer a la obligación de ser madres, se obliga a una niña a asumir una maternidad producto de un acto violento e injusto. A los 11 años una niña debe tener asegurado y protegido el derecho de aprender,  tener acceso a una atención de salud integral, jugar con sus amigas/os y compañeras/os,  disfrutar de la naturaleza; vivir una vida en dignidad. Derechos fundamentales que la sociedad y el Estado debe garantizar.

En Chile la legislación sobre el aborto es una de las cinco más punitivas y retrasadas a nivel mundial, donde  ni siquiera se permite que este procedimiento se aplique en situaciones de violación, embarazo inviable o de alto riesgo para la salud y vida de la mujer.

La práctica del aborto es una realidad que no podemos esconder, las mujeres  por diversas razones históricamente abortamos. Por tanto, decimos con fuerza: basta de ser considerado el aborto como un delito cuando en Chile ni siquiera existen políticas de educación sexual y acceso a una atención en salud sexual y reproductiva de calidad  acorde a las realidades y prácticas sexuales de todas las personas. Basta de la desigualdad e injusticas de clase que denuncia y criminaliza a las mujeres pobres cuando las que gozan de privilegios encubren sus abortos con el apoyo de los médicos y el aparataje de salud, o van al extranjero a realizarse abortos seguros. Frente a esta realidad, muchas mujeres ante la desesperación buscan diversas alternativas en la clandestinidad, que sin la orientación o información adecuada terminan siendo un riesgo para sus vidas y su salud.

El Estado y sus poderes, las iglesias y sectores tradicionales, buscan que se siga criminalizando el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas, basándose en imposiciones morales y preceptos machistas sostenidos en una estructura ideológica patriarcal y capitalista, que controla el cuerpo y la sexualidad de las mujeres para reproducir y perpetuar un “sistema de explotación que privilegia el trabajo como fuente de su riqueza y acumulación(...) siendo el cuerpo de la mujer  la primera fuente de su riqueza”. ( Silvia Fedrerici)

Nosotras resistimos este sistema patriarcal y capitalista que busca pisotearnos, empobrecernos, privarnos de todos los afectos, libertades y placeres en nuestras vidas. No más imposición moral sobre nuestros cuerpos; queremos un trato justo y libre, queremos que se respete y garantice nuestro derecho al acceso y atención de calidad en la salud sexual y reproductiva, el derecho al placer, el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, y sobre cuántos hijos/as tener, en qué momento, o simplemente nuestro derecho a no tenerlos. Para eso, el Estado debe procurar las condiciones necesarias  para que las niñas y todas las mujeres tengan una vida libre de toda forma de discriminación y  violencia, garantizando así de una vez derechos consagrados en Instrumentos de Derechos Humanos internacionales suscritos por el Estado de Chile como Cedaw, Convención de Belen do Pará, entre otros

Como Casa de mujeres Autogestionada del Ngullumapu exigimos que el Estado chileno legisle por el acceso a un aborto libre, seguro, informado y gratuito; no queremos imposición moral y económica de las instituciones, queremos seguridad para que desde pequeñas podamos crecer libres y sin miedo.

Casa de Mujeres Autogestionada del Ngulumapu
Por la libertad de decidir sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos
¡¡Por una aborto libre, legal y gratuito!!
¡

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