Del modelo Auschwitz al modelo Gaza
X Raúl Zibechi/ ALAI, América Latina en Movimientoa
La excusa para los ataques son los misilazos que del otro
lado lanzan los milicianos de Hamas sobre Israel, que acaban de causar la
primera víctima mortal en Israel. Pero la disparidad no es sólo en cuanto a
víctimas: Gaza es un menguado territorio de poco más de 350 quilómetros
cuadrados que vive bajo el acoso sistemático de la potencia militar de la zona.
Cada tanto, sobre su millón y medio de habitantes caen las bombas, según una
repetida lógica de larga data, ante la indiferencia de las potencias
occidentales, que por menos de eso ya estarían preparando una “intervención
militar humanitaria” para frenar al agresor. Al final de la Segunda Guerra
Mundial, señala el filósofo español Santiago Alba Rico, se produjeron en Europa
varios acontecimientos que marcaron la historia posterior. El primero, dice, es
que durante los procesos de Nuremberg se registra el rechazo del abominable
“modelo Auschwitz”, signado por “la deshumanización y exterminio horizontal del
otro”; pero antes la principal potencia vencedora, Estados Unidos, había
impuesto “la legalización de facto de los bombardeos aéreos” sobre población
civil.
El “modelo Hiroshima” se vuelve entonces aceptable y “la
deshumanización y exterminio vertical del otro se asume como rutinaria o como
no penalizable” (1). El bombardeo a Dresde, semanas antes de la rendición
de Alemania, en marzo de 1945, en el que las fuerzas aéreas estadounidense y
británica provocaron la muerte de entre 25 y 35 mil personas, es considerado
por Donald Bloxham, editor del Journal of Holocaust Education, como un
“crimen de guerra”. Apenas derrotados los nazis, Francia bombardeaba Argelia y
Siria, provocando masacres sin que los capitostes del nuevo orden mundial
emitieran la menor protesta.
Los bombardeos aéreos desde entonces han sido cosa común,
incluyendo el horror de Vietnam. “Ahora mismo los drones estadounidenses
bombardean Pakistán o Yemen, los aviones de Bashar al Assad a su propio pueblo
y los F-16 de Israel a los palestinos de Gaza. Todos esos bombardeos nos
impresionan tanto como una tormenta de verano y, desde luego, mucho menos que
una cuchillada en el metro”, remata Alba Rico.
Si de Gaza se trata, los ataques aéreos contra ese
territorio palestino tienen una larga historia, con su secuela de miles de
muertos, entre ellos cientos de niños, que representan entre el 25 y el 30 por
ciento de las víctimas.
El periodista y analista británico Robert Fisk, especialista
en los conflictos de Oriente Medio, reproduce en una columna que publicó esta
semana en el diario The Independent de Londres un diálogo a propósito
de los bombardeos de 2008 que mataron a más de 1.400 palestinos: “‘¿Y si Dublín
fuera atacada con cohetes?’, preguntó entonces el embajador israelí. Pero en la
década de 1970 la ciudad británica de Crossmaglen, en Irlanda del Norte, fue
atacada con cohetes por la república de Irlanda, y sin embargo la Real Fuerza
Aérea no bombardeó Dublín en venganza ni mató mujeres y niños irlandeses”.
El periodista israelí Gideon Levy insiste en que para Israel
no se trata de combatir el terrorismo sino de matar árabes: “Desde la primera
guerra del Líbano, hace más de 30 años, matar a los árabes se convirtió en el
principal medio de la estrategia israelí. El ejército israelí ya no pelea
contra otros ejércitos, el objetivo principal es la población civil” (Haaretz,
domingo 13). Prueba de ello es la utilización de armas prohibidas en los
bombardeos. “Doctores y personal médico han encontrado en los cuerpos de
fallecidos o heridos restos de armas de destrucción masiva ilegales para el
derecho internacional”, aseguran médicos desde el hospital Shifa, de Gaza. El
cardiólogo noruego Erik Fosse, que lleva años trabajando en la Franja, dijo a
la prensa que Israel estaría empleando armas que provocan cáncer. “Los médicos
apuntan que podría tratarse de los denominados explosivos de metal inerte denso
(dime, por su sigla en inglés), un arma de tipo experimental cuyo radio de
acción es relativamente pequeño, pero cuya explosión resulta extremadamente
potente” (Russia Today, lunes 13).
En contra de lo que asegura la propaganda israelí, los
bombardeos no son una respuesta a los ataques de Hamas sino un cálculo político
para bloquear cambios en la región, una obsesión del establishment de ese país:
impedir la reconciliación entre Hamas y Fatah y evitar la toma de distancia de
la Unión Europea respecto de Estados Unidos. Para cumplir sus objetivos
políticos, los dirigentes israelíes no dudan en perpetrar masacres cada vez que
lo consideran oportuno. Al hacerlo revelan un estilo “claramente fascista”,
apunta el israelí Uri Avnery. Avnery es una de las personalidades israelíes más
destacadas. A sus 90 años no pronuncia la palabra “fascista” a la ligera, menos
aun tratándose de un judío. Repasando una realidad que le duele, llega al fondo
del problema: al revés de lo que debería ser, su país es “un ejército dotado de
Estado”, dice.
Nota
1. (1) Alba Rico no lo menciona,
pero antes de la Segunda Guerra Mundial –probablemente como ensayo para el
futuro–, durante la guerra civil española, la aviación nazi había lanzado
operaciones de “exterminio vertical” de población civil en zonas resistentes
del País Vasco, como en Guernica.
- Raúl Zibechi, periodista uruguayo, escribe en Brecha
y La Jornada y es colaborador de ALAI.
Fuente: ALAI, América Latina en Movimiento
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