JUICIO CONTRA LAS HERMANAS JARA
Luego de dos años de detención ininterrumpida, el Tribunal
en lo Criminal Nº 2 de Mercedes escuchó en la audiencia oral y pública el
testimonio de una de las jóvenes del barrio Sanguinetti. Fue la primera vez que
la justicia debió tomar nota de los acontecimientos de abuso y acoso sexual que
provocaron el acto de legítima defensa. Para sorpresa de los magistrados, la
supuesta víctima Juan Leguizamón expuso un compendio de contradicciones,
mentiras y fábulas que hacen caer la causa caratulada como tentativa de
homicidio. Las hermanas Jara transitan las últimas horas de un encierro sólo
comprendido por el abuso de poder en todas sus formas.
El lunes 18 de marzo amaneció con fuerza en ese pueblo de
campaña. Mercedes contiene a la corporación judicial, acumula causas,
sentencias y condenas. Ese bastión conservador sintió el paso de mujeres y
hombres; de estructuras de base y organizaciones sociales que luchan contra
todo tipo de violencia hacia las mujeres. Ese lunes ya quedó en la agenda de la
movilización popular pero, fundamentalmente, fue la jornada donde la privación
de la libertad de Ailén y Marina Jara alcanzó el rótulo de
incomprensible y brutal. Es que los integrantes del Tribunal Oral en lo
Criminal Nº 2, los doctores Larroque, Barski y Brahim, jamás pensaron que la
supuesta víctima, Juan Leguizamón, podía sólidamente voltear la causa, esa que
lo ubicó como damnificado y cuya instrucción le creyó a ciegas para negar a
Ailén y Marina la mínima posibilidad de contar la verdad, peor aún, la Dra.
Manuela González, defensora oficial, calificó de mentira el acoso sexual a sus
“pupilas”.
El lunes 18 de marzo, Juan Leguizamón se encargó
de explicar con sus propias palabras que “tenía mucho conocimiento sobre
armas de fuego”, que “tenía un buen concepto de las hermanas Jara”,
que “se vinculaba amorosamente sin precisar tiempo, espacio, lugares”; que “no
recuerda bien las calles donde se produce el hecho que se ventila”; que fueron
cuatro disparos los que habrían efectuado las atacantes cuando su declaración
leída por el mismísimo fiscal de Juicio, Guillermo Altube, le recordó que fue
sólo uno; que no tiene testigos que acrediten su supuesta relación amorosa; que
“nunca se defendió sino que pasivamente aguardó su destino diciendo, Mañana
hablamos". SEGUIR LEYENDO
Fuentes: Desalambrar y La Hoguera
No hay comentarios:
Publicar un comentario