Foto Luis de Vega. Desembarco de inmigrantes en el puerto de Augusta, Sicilia |
USA y la UE son responsables por partida doble del drama en
el Mediterráneo
En 2014, mas de 170 000 migrantes han atravesado el
Mediterráneo para llegar a Europa, y 3 000 de entre ellos
fallecieron. Este año medio millón de migrantes podrian atravesar el
Mediterráneo, según la Oficina de Migraciones Internacionales (OMI)
X Luis de Vega / enviado especial a Augusta (Sicilia)/ABC Internacional
A los puertos italianos llegan a diario cientos de
inmigrantes. Con su travesía dejan atrás experiencias terribles
«Ha sido terrible», afirma en inglés Bilad, un joven de
Eritrea pocos minutos después de poner los pies en Europa por primera vez.
Camina para ser identificado junto a un grupo de 447 inmigrantes que en la
mañana del miércoles ha llegado al puerto de Augusta, en la isla italiana de Sicilia.
Proceden, según los primeros datos disponibles, de Siria, Egipto, Sudán,
Somalia y Eritrea. Muchos integran familias enteras, que llegan con apenas un
par de bolsas por todo equipaje. En el grupo hay 95 mujeres, casi todas con
chilaba y cabeza cubierta con jiyab, y 59 menores, muchos de ellos niños y
bebés.
A bordo les van dando la orden de descender agentes
cubiertos de pies a cabeza con un mono blanco, guantes, gafas de plástico y
patucos sobre el calzado. Tan pronto como los inmigrantes bajan por la escala
de la patrullera «Comandante Bettisa», en unas carpas de la Cruz Roja se les hace una inspección rápida para
comprobar su estado de salud. Ha ocurrido tantas veces que los engranajes van
casi solos. A los pequeños los van calzando con zapatos de goma de colores.
Pronto se les puede ver inquietos de un sitio para otro. Algunos saludan a los
reporteros desde la distancia. Empiezan también a aflorar sonrisas en los
rostros de los mayores. Solo los bebés se quedan en brazos de sus madres.
Algunos incluso superan el cansancio de sus rostros y hacen
el signo de la victoria, saludan a los policías con mascarilla o entonan
«¡Italia, Italia!». Van dirigidos en grupo camino de unas tiendas de campaña
donde son atendidos con algo más de calma e identificados.
Solo el principio
Es el primer paso de un proceso en el que se recoge su
llegada de forma irregular a la Unión Europea. Hay que comprobar quiénes tienen
derecho al estatuto de refugiado, especialmente en este grupo llegado el
miércoles a Sicilia, que proviene de zonas en guerra como Siria o Somalia, de
dictaduras como la eritrea, o de países en los que una parte de la población
sufre los abusos del poder como en Egipto o Sudán.
No se permiten las entrevistas, pero este periodista puede
brevemente saludar a Anás, llegado desde Damasco con su familia, o a Alex, que
ha completado el viaje junto a su mujer y su hija de pocos meses, que han
escapado de Sudán. Las organizaciones humanitarias son las primeras en tener
acceso a los recién llegados. Sara Tailer, de la ONG Save the Children, habla con una
familia siria que acaba de llegar. «Escapamos de Siria para salvar la vida de
nuestros hijos», le dicen los padres. Refiriéndose a la semana larga de
travesía, explican que han sido bien tratados, que han viajado en la parte de
arriba de la embarcación y que les han dado agua, pasta y queso. Salieron de
Siria hace cinco meses. Tailer no tiene demasiados detalles, pero por su
experiencia sabe que los sirios viajan con más dinero que otros emigrantes. Por
eso pueden pagar más y acaban instalados en las partes más cómodas del barco y
son tratados mejor por los organizadores de la expedición.
«Hasta cierto punto estas mujeres han tenido suerte de
haberse embarcado en Egipto, donde las condiciones son mucho mejores que en
Libia. Allí las violaciones y los abusos están a la orden del día», comenta
Tailer, evocando los casos de las mujeres que acaban llegando en estos barcos
embarazadas o con hijos fruto de esas violaciones.
Aparentemente, el grupo llega en buenas condiciones a pesar
de los ocho días que han pasado a bordo de un pesquero de color amarillo con el
que zarparon de la costa egipcia, explica a ABC el subcomisario de la Policía
Nacional Carlo Parini. En el operativo de rescate participaron, además de la
patrullera de la Marina Militar de 85 metros en la que llegan a tierra, dos
embarcaciones de la Guardia Costera italiana y un barco griego.
Tres mujeres tienen que ser puestas bajo observación porque
han llegado embarazadas, cuentan los miembros de Cruz Roja mientras recogen las
carpas. Testigo mudo de la escena, a pocos metros, se encuentra el istmo de
Augusta, fortificado por los españoles en el siglo XVI. El operativo se ha
desmontado casi en su totalidad y apenas quedan unos agentes en torno a la
patrullera. «¿Y con ese pesquero de color amarillo qué se ha hecho? «Se deja a
la deriva en el Mediterráneo», señala el subcomisario Parini encogiéndose de
hombros
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Fuente: ABC Internacional
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