A los pocos días de salir hacia Stockolm un 19 de Octubre
1976, esta mujer, una joven entonces,
salía hacia Estados Unidos en asilo voluntario por ser imposible vivir en Chile
de aquella época. Los 3 años en las manos de los uniformados patriotas,
es algo que nunca se borra de la mente y que, por más que se quiera olvidar,
jamás se podrá perdonar a las bestias en uniforme y todas aquellas personas que
de una u otra manera grabaron a sangre y fuego en nuestros corazones la infamia
indignante de la difamación y la traición.
Hoy que se vuelve a insistir en triguito a los milicos
cobardes y mientras se aprestan de nuevo a otra infamia y deshonra, este
pequeño recuerdo de una compañera sobreviviente para aquellos que nunca se
podrán imaginar lo que fue y lo que tal vez pueda volver a ser muy pronto.
Ricardo
Nieves Ayress
El horror de ser torturada: mujer relata los vejámenes en
los centros de detención de la dictadura
X Erik López/Radio Bío Bío/Enviada X Ricardo
La ex militante del MIR Luz de la Nieves Oyress Moreno
prestó declaraciones en la mañana de este lunes ante el ministro en visita
Mario Carroza, quien instruye una querella interpuesta por un centenar de ex
prisioneras políticas que denunciaron apremios ilegítimos y violaciones al
interior de los centros de detención que mantuvo la dictadura militar en
nuestro país.
En su relato, la mujer cuenta que fue detenida en enero de
1974 en el recinto que tenía la DINA en calle Londres 38, junto a su padre,
Carlos Orlando Ayress Soto, y su hermano Carlos de 15 años de edad.
Es en este lugar, cuenta la ex prisionera política, donde
comienzan las violaciones sexuales y torturas a manos de sus captores, hechos
en los que se obliga a estar presentes a su padre y hermano.
En el audio que a continuación revelamos, se encuentra el
detalle de los vejámenes a los que fue sometida Luz de las Nieves Ayress
durante su paso por otros centros de detención, como Londres 38 Tejas Verdes y
Tres Álamos, hasta dejar el país en calidad de exiliada en diciembre de 1976.
Producto de las violaciones quedó embarazada, pero tuvo un aborto espontáneo a
los tres meses de gestación.
Desde Estados Unidos, Luz de las Nieves Ayress viajó a Chile
para contar esta verdad a la justicia.
Fuente: Bío Bío Chile
EX PRISIONERA POLÍTICA RATIFICA QUERELLA POR VIOLENCIA
SEXUAL EN DICTADUR
X Rodrigo Chacón T./La Nación/Enviada X Ricardo
Nieves Ayress Moreno ratificó su participación en la
primera querella por violencia política sexual durante el régimen militar,
cuarenta años después cometidos los delitos.
"Vamos por buen camino", dijo Alejandra Holzapfel,
otra de las víctimas que, junto con Ayress Moreno y otras dos compañeras,
presentaron la querella por las vejaciones sexuales cometidos en centros de
detención conocidos como Venda Sexy, Londres 38, Tejas Verdes o Villa
Grimaldi entre 1973 y 1990.
Con esta tramitación, las cuatro querellantes, Alejandra
Holzapfel, Nieves Ayress, Soledad Castillo y Nora Brito, dejan en manos de
la magistratura chilena la decisión de acoger la querella que podría presentar
el primer precedente de castigo a los delitos por uso de violencia político
sexual en el país austral.
Estos crímenes aún no están tipificados en el Código
Penal bajo el concepto de tortura sino bajo la calificación de
"apremios ilegítimos", motivo por el cual muchos criminales han
logrado eludir la justicia.
"La violencia política sexual y la tortura son dos
crímenes diferentes, por lo que queremos que en este país se incorporen estos
delitos al código penal y los responsables puedan ser castigado", sostuvo
Holzapfel.
La presentación de esta querella se produjo justo después de
que el presidente de la Corte Suprema de Chile, Sergio Muñoz, indicara
durante un encuentro sobre esta materia que la Justicia chilena está "al
debe" ante los casos de tortura registrados durante la dictadura y
señalara que la justicia debe investigar los delitos de connotación sexual
ocurridos en la época.
Estas palabras fueron muy bien recibidas por Holzapfel, para
quien manifestaciones como éstas demuestran que sus demandas "quizás hayan
sido escuchadas".
"Nuestro objetivo es que los jóvenes que hoy día salgan
a manifestarse no sean objeto de violencia política sexual", manifestó
Holzapfel quien está convencida de que las evidencias apuntan que sus causas
van "por buen camino".
Después de su ratificación, el próximo martes, Ayress
Moreno acudirá al Instituto Médico Legal para que le realicen estudios
psiquiátricos y clínicos que determinarán el daño que los delitos causaron a la
víctima.
Ayress Moreno, impulsó junto a su madre acusaciones en Chile
y en diversas tribunas internacionales, donde denunció la aplicación de la
violencia política sexual que sufrían particularmente las mujeres en los
campos de secuestro y tortura de Pinochet.
Durante los últimos años, Ayress Moreno ha residido en Nueva
York y se ha abocado a la lucha por la defensa de los derechos de las
minorías raciales, sexuales, sociales y étnicas.
Fuente: La Nación
EL TESTIMONIO DE UNA MUJER QUE VIVIÓ EL INFIERNO
Lanacion.cl entrega el relato de una mujer que vivió en
carne propia el horror de la tortura. Su testimonio es el alma del Informe de
la Prisión Política y Tortura que tiene en sus manos el Presidente de la
República Ricardo Lagos. Es lo que la ciudadanía tendrá que aprender a asimilar
una vez que el contenido del documento se difunda públicamente.
El testimonio que se entrega a continuación refleja lo que
efectivamente es el Informe de la Prisión Política y Tortura. La Nación.cl lo
da a conocer a sus lectores autorizado por su autora, una mujer que vivió lo que
relata y que no es necesario calificar. Basta sólo con leerlo.
Como ella, miles de mujeres y hombres vivieron algo similar,
en distintos grados. Sólo dos reflexiones: esto ocurrió mientras millones de
chilenos durante la dictadura se negaron a aceptar que era verdad lo que se
denunciaba. Otros que lo supieron, entre ellos los civiles que prestaron sus
servicios al régimen de facto, jamás lo denunciaron y hoy quieren pasar por
inocentes ignorantes.
Entre los primeros y los segundos, a pesar de los 17 años de
dictadura con todos sus crímenes, le dieron a Augusto Pinochet el 43% de los
votos en el plebiscito de 1988. Algo muy parecido al apoyo masivo que tuvo
Hitler entre el pueblo alemán antes de la derrota del nazismo.
ASI ME TORTURÓ MANUEL CONTRERAS EL JEFE DE LA DINA DE
PINOCHET EN TEJAS VERDES, SAN ANTONIO - CHILE
DECLARACIÓN DE LUZ DE LAS NIEVES AYRESS MORENO
En Nueva York, estado de Nueva York, Estados Unidos de
América a ____ días del mes de agosto del año dos mil, ANTE MI, Alvaro Zuñiga,
Cónsul General de Chile en esta ciudad, comparece Doña Luz de las Nieves Ayress
Moreno (nacida en Chile con el nombre Luz de las Nieves Ayress Moreno,
ciudadana chilena, de profesión tutora, domiciliada en Nueva York, Nueva York,
EEUU, pasaporte No. 6.347.871-7) mayor de edad, quien demostró su identidad con
su pasaporte, y expone:
1. Hago esta declaración para ser presentada como
evidencia en los casos pendientes contra el General Augusto Pinochet y sus
subordinados en Chile. Esta declaración la hago bajo juramento y en pleno
conocimiento del delito de perjurio.
2.. Los hechos son los siguientes: Nací en Santiago,
Chile el 5 de octubre de 1948. Yo ingresé al Ejercito de Liberación Nacional de
Bolivia, un brazo del Partido Socialista en Chile, en el año 1968, y, en 1973,
seguía siendo militante y activista del ELN, trabajando con mujeres y niños en
las poblaciones. También era estudiante de arte y periodismo en la Universidad
de Chile. Posterior al año 1973, milité en el Movimiento de Izquierda
Revolucionaria de Chile (MIR).
3. A pocas semanas después del golpe de estado, yo
estaba en la casa de la madre de una amiga mía que estaba presa, cuando, a
alrededor de las 10 de la noche, llegó un grupo de oficiales de carabineros y
me arrestaron.. Me esposaron y me llevaron primero a la Escuela de Suboficiales
de Carabineros, y, después de dos o tres días, al Estadio Nacional. (En el
Estadio los carabineros me contarían que la madre de mi amiga me había nombrado
con la esperanza de salvar a su propia hija.) En la Escuela de Suboficiales, me
golpearon y me dieron cachetazos. También me tocaban el cuerpo, amenazándome
con avances sexuales, y me insultaban. A los presos nos tenían en unas celdas
que quedaban en la parte de atrás de la Escuela, en las caballerizas.
4. Después los carabineros me llevaron al Estadio
Nacional, donde estuve presa alrededor de dos semanas, siempre a cargo de
carabineros y no de los militares. Me tenían en una de las torres del Estadio,
sola. Yo veía abajo a los otros presos, pero ellos no me veían a mí. A menudo
me interrogaban, a golpes y puñetazos, siempre encapuchada. También me
insultaban; mis interrogadores tenían acentos brasileros. Eventualmente un
oficial me llevó a mi casa y me dejó en libertad.
5. Me detuvieron nuevamente a mediados de enero del
1974. Yo estaba en la fábrica de mi padre, que manufacturaba artefactos de
laboratorios en San Miguel, cuando llegaron muchos hombres armados, algunos con
uniformes y otros no. Entre ellos estaba "El Comandante Alberto el
Esteban", un hombre que había infiltrado a varios grupos y movimientos de
izquierda. Yo nunca confié en él, pero un compañero del Partido Comunista le
había dado mi nombre de guerra y nos habíamos visto, así que él fue el que me
identificó cuando me arrestaron. (Después salió en los medios de comunicación
que había un "Plan Leopardo," una supuesta acción que pretendía hacer
un atentado contra las torres de alta tensión que estaban en la población
Violeta Parra. Todo esto del plan fue inventado por la Dirección de
Inteligencia Nacional (DINA) para justificar el asesinato de todo el grupo de
Legua. Yo caí a raíz del supuesto "Plan Leopardo".)
6. De la fábrica me llevaron a la casa de mis padres,
también en San Miguel, y ahí tomaron preso también a mi padre, Carlos Ayress y
mi hermano Carlos ''Tato'' Ayress, y otros amigos que estaban en la casa. Yo me
enteré cuando estaba en la calle Londres que ellos también estaban detenidos.
7. De nuestra casa me llevaron al centro de torturas en
la calle Londres, donde permanecí alrededor de dos semanas en una celda, sola e
incomunicada. Aquí fui torturada brutalmente. Los métodos de tortura incluían
golpes, y choques eléctricos a todas las partes más sensibles del cuerpo, como
los senos, los ojos, el ano, la vagina, la nariz, los oídos, y los dedos.
También usaban un método de tortura que se llamaba "Pavo de Arara",
en el cual me amarraban los pies y los brazos, me colgaban cabeza abajo, y me
aplicaban choque eléctrico al ano. Otro método de tortura que usaban es
"el teléfono," en el cual me golpeaban con fuerza los dos oídos
simultáneamente. Me torturaban desnuda y encapuchada. Fui torturada en la
presencia de mi padre y hermano, y una vez me forzaron a intentar el acto
sexual con mi padre y hermano. Me forzaban a presenciar las torturas de mi
padre, de mi hermano, y de otros conocidos que estaban presos. Varias veces en
el baño de Londres me violaron.
8. En una ocasión me subieron a un camión, de noche. Yo
estaba encapuchada, y no podía ver. Me dijeron que me iban a matar, y yo perdí
la conciencia. Luego me acuerdo de que alguien me empujó, y yo me caí del
camión. Al borde del camino escuchaba como pasaban los autos. No sé si estaban
intentando matarme; no estoy segura que pasó después.
9. Aunque no supe quienes eran mis torturadores en el
centro de la calle Londres, me acuerdo que tenían acentos extranjeros,
argentinos y paraguayos. Ellos me convencieron que estábamos en Buenos Aires.
Una vez durante las torturas me vino un choque al corazón, o algún tipo de ataque
de corazón, y los torturadores se asustaron. Escuché una voz chilena que dijo
dónde tenían que ir a buscar medicina, en la calle Arturo Prat, y así es como
supe que estaba en Santiago. De ahí en adelante me torturaban hombres con
acentos chilenos. M. D., quien después supe que había dado mi nombre bajo
tortura, también estuvo en Londres
durante este tiempo.
10. En febrero, probablemente a principios de febrero,
me trasladaron a Tejas Verdes, y estaba nuevamente incomunicada, en una celda
que estaba en un grupo de cabañas que se habían construido bajo el Presidente
Allende como un lugar de veraneo para los trabajadores. El centro de torturas
quedaba al otro lado de un puente, en el subterráneo de un edificio, donde
habían celdas de cementos. Como siempre estaba encapuchada cuando me llevaban,
no sé bien como era ese edificio.
11. Tejas Verdes era el lugar donde entrenaban a los
militares para ser torturadores, y ahí sufrí torturas brutales. Me forzaban a
hacer actos sexuales con un perro que había sido entrenado para participar en
torturas. Colocaban ratas adentro de mi vagina, y luego me daban choques con
electricidad. Al recibir el choque, las ratas se desesperaban y hundían sus
garros en la carne de mi vagina. Se orinaban y defecaban en mi cuerpo, introduciéndome
el virus toxo plasmosis. Los torturadores me violaron en muchas oportunidades,
y me tocaban sexualmente, insultándome, y forzándome a tener sexo oral con
ellos. Me cortaban con cuchillos; una vez me cortaron las primeras capas del
vientre con un cuchillo, y perdí mucha sangre. También me cortaron las orejas.
Aún tengo las cicatrices. Otro método de tortura era que amarraban mis brazos y
pies, yo estando tendida sobre una mesa, y luego me estiraban los brazos y las
piernas hasta que perdían la circulación. Muchas veces me torturaban sin
interrogarme. Yo no sabía por qué me seguían torturando.
12. Una vez fui torturada directamente por Manuel
Contreras, a quien lo pude divisar porque la venda que cubría mis ojos estaba
floja. Después lo reconocí en fotos. El me torturó con otra mujer, una alemana
que estaba presa y quien a veces la torturaban conmigo porque pensaban que nos
parecíamos y que quizás éramos hermanas.
Ella era la ex-mujer de Bautista van Schown. Contreras daba
órdenes y supervisaba, pero también participaba directamente en las torturas.
En esta sesión, él me golpeó, me dio cachetazos, y me insultó.
13. En Tejas Verdes yo me puse muy débil y enferma; mi
vagina y útero estaban infectados y muy dañados por la tortura. Un sargento me
traía paños y vinagre para que me tratara de curar.. Una vez me dijeron que yo
había tratado de suicidarme, y me mostraron un cordel colgado del techo de mi
celda, pero yo no tengo recuerdo de haberlo puesto ahí, y pienso que quizá
ellos lo pusieron. A través de un pequeño hoyo en mi celda yo podía ver a
quienes pasaban; a veces veía a mi hermano y mi padre. A mi solo me veían los
otros presos cuando los guardias me llevaban al baño. A M D. también la habían
trasladado a Tejas Verdes, pero no estaba incomunicada.
Ella es testigo de que yo estaba en Tejas Verdes, y
probablemente vio en la condición débil en que me encontraba. Yo también fui
testigo de cómo torturaban a una mujer embarazada, que se llamaba Ana María.
Un doctor la supervisaba, y les decía a los torturadores
cuándo podían seguir.
14. En marzo de 1974 fui trasladada a la Cárcel de
Mujeres en la calle Vicuña Mackenna, en Santiago, que estaba bajo la
administración de una orden de monjas carceleras. Aquí yo estuve en libre
plática, y me quedé en un patio con las otras presas políticas; a las presas
políticas nos tenían apartados.
15. En abril me di cuenta que estaba embarazada, y esto
lo confirmó el Dr. Mery, un doctor militar que ejercía en la Universidad
Católica, y quien me dijo que yo debiera estar orgullosa de tener un "hijo
de la patria". Mi embarazo causó gran controversia. A estas alturas mi
caso era internacionalmente conocido, debido a los esfuerzos de mi madre y
familia de denunciar lo que me estaba pasando, y también a que una mujer que estuvo
presa conmigo en la cárcel de mujeres de Vicuña Mackenna había logrado sacar al
extranjero una declaración mía. Fuí entrevistada por la Cruz Roja
Internacional, la Comisión Kennedy, Amnistía Internacional, la Comisión
Internacional de Derecho Humanos de la Organización de Estados Americanos
(OEA), el Alto Comisionado de las Naciones Unidas, por el Obispo Aristía de
Santiago, un Dr. Phillippe, y por el Cardenal Raul Silva Henríquez, quien venía
a ver a su sobrina, que también estaba presa. Un grupo de esposas de militares
vino a visitarme, y me prometieron la libertad si yo no hacía mas declaraciones
sobre mi embarazo y mi tortura, y me amenazaron con quitarme mi hijo una vez
que naciera.
16. Las monjas ofrecían ayudarme a pedir permiso para
un aborto. Yo no era religiosa, pero por estar en una cárcel cuidada por
religiosas, tenía que elevar una solicitud al cardenal, y del cardenal al Papa.
En Chile el aborto es penado por la ley de cinco años y un día. Yo estaba muy
mal físicamente, y si me hacía un aborto clandestino en la prisión me podía
morir, y por tal motivo decidí tener el hijo.. Después de haber sobrevivido
meses de tortura y detención, no les iba a dar el gusto a los militares de
morirme. Sin embargo, en abril o mayo, comencé a tener mucho dolor en el vientre,
y a perder coágulos de sangre. Aborté en forma espontánea. No recibí atención
médica durante el embarazo ni la pérdida.
17. Yo nunca tuve un proceso legal. El General Bonilla,
quien se interesó en mi caso, mandó un oficial a entrevistarme a la cárcel
acerca de mi embarazo y del abuso sexual y otras torturas que había sufrido. En
esta entrevista, el oficial me dijo que en un momento hubieron tres distintos
procesos en contra mí, pero que los procesos eran tan contradictorios uno con
el otro, que las cortes militares se declararon incompetentes en mi caso.
Después hubo una orden de trasladarme al campo de concentración Pisagua, con
pena de fusilamiento, pero el General Bonilla la bloqueó; él no estaba de
acuerdo con el trato de los prisioneros y las prisioneras.. Sin embargo, fuí
condenada a estar presa "en virtud del estado de sitio."
18. Dos presas, M .D. y María Emilia Tijaux, estaban
conmigo en la cárcel de mujeres, y son testigos del estado débil en que me
encontraba. Eventualmente mi caso se puso demasiado complicado debido a toda la
controversia que estaba causando, y, como no tenía condena oficial de la corte,
en marzo del 1975 me trasladaron a Tres Alamos.
19. En Tres Alamos, donde permanecí hasta diciembre del
1976, fui sometida nuevamente a violaciones, amenazas, insultos, y otras
torturas sicológicas. El Comandante Pacheco, quien estaba a cargo de Tres
Alamos, me abusaba constantemente, sometiéndome a acosos sexuales durante casi
dos años. Le gustaba pasearse por el campo de concentración conmigo a su lado.
Yo estaba muy débil, y me desmayaba con frecuencia. Me quedaba en una celda con
ocho otras compañeras. Otra presa, Marcia Scantlebury, también fue muy abusada
por el Comandante Pacheco.
20. En la primavera, no me acuerdo en qué mes, nos
trasladaron a las prisioneras de Tres Alamos por un mes a Pirque, en la
cordillera, porque venía a Chile un grupo de la Comisión de Derechos Humanos de
la ONU, y querían evitar una visita a Tres Alamos. Fue para dar una buena
imagen ante la delegación de la ONU. Yo estaba muy deprimida, y me sentía
ansiosa. Comía y lloraba mucho. La belleza del lugar de alguna manera me quebró
sicológicamente.
21. Después de un mes nos llevaron de vuelta a Tres
Alamos. Seguimos organizándonos para hacer trabajos de artesanía para vender
afuera. Nacieron tres guaguas, y las cuidábamos entre todas. Mi madre y mis
tías me visitaban en Tres Alamos. En esta época mi madre estaba haciendo las
gestiones para que yo pudiera salir a Alemania.
22. En diciembre, salí expulsada de Chile por la
dictadura con 17 compañeros y compañeras. La dictadura publicó un decreto
especial para expulsarnos, dejándonos sin derecho de regreso. En esta lista
estaban Gladys Díaz, Víctor Toro, Luis Corbalán, y 15 compañeros más. Muchas
organizaciones internacionales, como la Cruz Roja, el Alto Comisionado de las
Naciones Unidas, y "CIME", ALTO COMISIONADO DE LA N.U. y la
solidaridad de los pueblos del mundo, ayudaron a sacarme. En Berlín tenía
conocidos, y me quedé con Nuria Nuñez, y también con Gilde Botay. En este
tiempo me dedicaba a denunciar públicamente lo que estaba pasando en Chile, y
viajé mucho.
23. En octubre o noviembre del 1977, me fui a vivir a
Cuba, y ahí recibí atención médica en el Calixto García, un hospital de La
Habana. Me trataron por un virus toxo plasmosis, con el cual había sido
infectado por las ratas, y que ataca la córnea del ojo. No podía tener hijos, y
me reconstruyeron la vagina y todo mi cuerpo para poder engendrar. También me
trataron por infecciones vaginales, por decalcificación, y por sordura, causada
por la tortura "el teléfono." Me operaron las pies, que me habían
golpeado mucho, y me arreglaron las cicatrices que tenía en el vientre y en las
orejas. No me acuerdo de todos los tratamientos que recibí. El hospital tomó
interés en el caso de mi familia, y nos entrevistaron a mí, a mi padre y a mi
hermano, y nos dieron terapia psicológica. Cuba era la única parte del mundo
donde nos podíamos operar ya que el costo era muy alto y ahí todo fue gratis.
24. He tenido muchas secuelas físicas y sicológicas
debido a la tortura que sufrí en Chile. Tengo dolor permanente en el cuello,
las manos, las rodillas y los pies. Tengo marcas y cicatrices en todo mi
cuerpo. Cuando veo una rata, tengo un reflejo de dolor en mi vagina. También
tengo un estado de ansiedad constante, y he tenido pesadillas y depresión. He
superado algunas de las secuelas sicológicas, por ejemplo, el miedo al encierro
que me surgió a causa de las violaciones que sufrí en el baño del centro de
torturas de la calle Londres. Pero sigo siendo muy sensible emocionalmente. Mi
familia fue destruida, dividida y toda mi vida cambió después del golpe
militar.
25. Estoy dispuesta a viajar a Chile para atestiguar
sobre mi caso, y los casos de mi hermano y mi padre.
ANTE MI QUE DOY FE:
Luz de las Nieves Ayress Moreno
Fuente: La Nación
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