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PUNTADA CON HILO, COMUNICACIÓN DE MUJERES, fue un periódico en papel que circuló en los años '90. Nos definimos feministas y "con perspectiva de clase".

Salíamos mensualmente en todo chile, también llegábamos a otros países latinoamericanos. A organizaciones de base, tanto de mujeres como mixtas, llegábamos sin costo alguno o hacíamos un trato: una sola suscripción a cambio de varios ejemplares cada mes. Las ONGs e instituciones en cambio debían pagar sus suscripciones completas.

PUNTADA CON HILO se destacaba por un lenguaje directo, cercano, claro y por manejar como sus fuentes primarias los testimonios de las propias mujeres, sus experiencias, sus formas de evaluar los acontecimientos políticos y sociales, sus denuncias, sus ideas y elaboraciones políticas y culturales. Las "autoridades" en diversas materias, no pasaban de ser un apoyo secundario -tal como las estadísticas e informes oficiales-.

Denunciamos la falsedad de la llamada "vuelta a la democracia", las manipulaciones de los partidos políticos, rechazamos la instrumentalización de la lucha popular que hicieron -y hacen- la mayoría de las ONGs e instituciones -con honrosas excepciones-. Destacamos el feminismo popular, la mirada de clase y nos esforzamos por no caer en la sobreideología que daña -desde nuestra perspectiva- las luchas sociales. Hablamos mucho desde lo íntimo y desde los procesos que hacemos las mujeres en lo personal que es lo que realmente -estamos seguras- construye lo político cuando hay organización.

jueves, 12 de abril de 2018

RUPTURA DEL “FEMINISMO COMUNITARIO”

Feministas comunitarias de Bolivia en Tiquipaya, Bolivia, abril 2010, Cumbre Climática

COMUNICADO
¡NADA JUSTIFICA LA VIOLENCIA!
Enviado X feministas comunitarias antipatriarcales
El sistema patriarcal ha desarrollado muchas formas de accionar en nuestras organizaciones, el Feminismo Comunitario no ha sido la excepción, pues ha encontrado compañeras que se hacen cómplices del sistema encubriendo acciones violentas desarrolladas a la interna del Tejido Bolivia en contra de sus integrantes.

Tras un largo camino de búsqueda de reflexión sobre los hechos acontecidos en nuestro territorio, sin encontrar respuesta ni posicionamiento interno, en responsabilidad, en comunidad y en consecuencia con nuestras luchas, hacemos este comunicado público de ruptura con la Orgánica del feminismo comunitario, seguras de que el silencio solo alimenta la impunidad y con la esperanza de que el feminismo sea un territorio donde construir en confianza y libres de violencia. Hacemos públicas las razones de nuestra ruptura, buscando aportar a la reflexión dentro de los feminismos, lesbofeminismos, organizaciones de mujeres y organizaciones sociales en general.

· Rompemos denunciando la violencia física, psicológica y política que Julieta Paredes ejerció sobre dos integrantes del Feminismo Comunitario en La Paz Bolivia.

· Denunciamos la violencia política, económica, sexual y feminicida que ejerció contra la compañera Adriana Guzmán (Vocera Ejecutiva Nacional del Feminismo Comunitario en Bolivia 2015-2016).

· Hicimos conocer estas denuncias a la Orgánica Internacional, en la cual Julieta Paredes reconoció su accionar justificándolo con argumentos que promueven la misoginia, la propiedad privada sobre los cuerpos y el control sexual enalteciendo las actitudes machistas, despolitizando las relaciones desde el amiguismo y la victimización. Planteamos hacer la denuncia legal y la orgánica nos pidió que dejemos de llamarnos feministas comunitarias por querer acudir a la justicia patriarcal, nos mandaron a callar. Como parte de la lucha que hacemos desde el feminismo, asumiendo que la violencia hacia las mujeres es estructural, decidimos no callar, no dar más espacio a la impunidad. Los o las violentas deben enfrentar la justicia.

· Denunciamos la violencia desde un posicionamiento político consecuente con la lucha feminista, con la propuesta de la comunidad y del vivir bien que planteamos. Buscamos reflexión, autocrítica y transformación. A cambio recibimos acoso y represión. Julieta Paredes cerró el programa ¡Despatriarcalización Ya! hecho por más de dos años por todas en una creación comunitaria construida lejos de la propiedad privada. Cerrar arbitrariamente el programa es traicionar las luchas de las mujeres en nuestro territorio y arrebatarnos una herramienta de profundización del proceso.

· Nuestra decisión de no callar y no defender “el buen nombre” del feminismo comunitario sobre nuestros cuerpos, tiene como consecuencia acoso político sistemático, difamación, calumnias y campañas de desprestigio hacia nosotras y hacia todas quienes han decidido posicionarse, en Bolivia y otros países. Nos encontramos ante una combinación de violencia e impunidad encubierta de la cual las feministas, en ética, no deberían hacerse cómplices.

· En Bolivia como mecanismo de presión para evitar la denuncia legal se llevan adelante acciones que entendemos como contra revolucionarias, porque tratan de convencer a nuestros compañeros y compañeras que sí existen razones para justificar la violencia. Esto atenta contra las luchas que hemos hecho para tener una Ley que garantice a las mujeres una vida libre de violencia, reconociendo que es estructural, que es parte del sistema patriarcal, que es un hecho público y no privado, que es político y no personal, que no son reacciones sino conductas, que no se pueden justificar los feminicidios por emoción violenta o los crímenes pasionales.

· Reconocemos en autocrítica que dentro del feminismo comunitario no profundizamos nuestras reflexiones sobre la violencia y esto nos dejó con pocas herramientas para enfrentarla, más aun viniendo de una “compañera”.

· A pesar del acoso, difamación y la sanción que pretenden hacernos en una clara muestra de complicidad machista y misógina, no dejaremos de nombrarnos feministas comunitarias pues hemos construido y alimentado la propuesta con nuestros cuerpos, con nuestros dolores y con nuestros sueños, desde la fuerza de un pueblo decidido a vivir con dignidad. Creemos que el territorio de lucha contra el patriarcado es el feminismo y reafirmamos desde la memoria larga de nuestras abuelas que la propuesta política de mundo que abrazamos es la comunidad. Sin embargo estamos convencidas que hoy existen feministas comunitarias contrarrevolucionarias que despolitizan las luchas que han costado parir, es por esto que a partir de ahora nos nombramos como feministas comunitarias antipatriarcales, pues no entendemos la lucha contra el patriarcado si no se lucha contra la violencia estructural hacia las mujeres, por ser esta su herramienta de legitimación e imposición del poder patriarcal, capitalista y colonial sustentado especialmente en nuestros cuerpos.

· Asumimos esta denuncia pública como un desafío para el feminismo, como una convocatoria a profundizar la reflexión sobre las violencias que se reproducen en nuestras prácticas, como una necesidad urgente de ser consecuentes con nuestros discursos, no se puede callar ni encubrir a nadie aunque se trate de una de las llamadas “vacas sagradas”.
· Creemos que el sistema opera robándonos la esperanza de que otro mundo es posible, robándonos la fuerza de la construcción popular, colectiva y comunitaria, dejándonos como única opción la organización con lógicas caudillistas y casi sectarias, teóricas y dogmáticas. Eso enfrentó el feminismo comunitario y eso riesgo se enfrentan hoy en los procesos de transformación en Abya Yala, procesos que tienen que reposicionarse frente al patriarcado para ser realmente revolucionarios.

· Convocamos a las compañeras y compañeros de lucha, a las organizaciones sociales del proceso de cambio en Bolivia, con el cual reafirmamos nuestro compromiso, a las feministas, a las organizaciones de pueblos hermanos, a asumir una posición política no respecto de las personas, sino frente a las relaciones de poder y a la violencia contra las mujeres que no importa de quién venga será siempre patriarcal. Es urgente que al interno de nuestras organizaciones no se encubra, no se reproduzcan lógicas familistas, moralistas que nos piden callar para cuidar la imagen. Al interno se necesita responsabilidad política, decisión y no complicidad. Denunciar y poner en el debate público las miserias que existen en nuestras organizaciones, es un acto honesto para seguir haciendo camino.
Nosotras mujeres indígenas, aymaras, quechuas, creadoras y criadoras de vida, lesbianas, migrantes, feministas comunitarias hoy antipatriarcales reafirmamos nuestra posición. 

¡NADA JUSTIFICA LA VIOLENCIA!

Por un feminismo útil para la lucha de nuestros pueblos!
Por un feminismo capaz de cuestionarse
Adriana Guzmán Jimena Tejerina Diana Vargas


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