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Grupo de teatro Catalejo. Escena de la obra: "A quién quiera escuchar". Foto: v.a |
LO PEOR, NO SOMOS NOSOTRAS…*
x victoria aldunate
“¿En serio no crees
que soy lo peor?”…
Ayer en la noche nos abrazamos con mi hermano en el colchón
en el suelo en que debe dormir, y volví a sentir que soy lo peor… La peor
hermana, la peor madre. Lo peor de lo peor. Doy puros problemas… ¡Pobre de mis
hijas! ¡Pobre mi hermano que nunca he podido protegerlo como debiera!
Cuando el José cumplió 12 años, no hubo ningún festejo, al
contrario, nuestro padre le pegó doce palos en las manos. Sus deditos
sangraban, mi mamá imploraba y parecía que mi padre más le pegaba… el José
estaba orinándose, aterrorizado y mi padre fue pegándole lento, de golpe en
golpe, uno por cada año… Le dijo que le pegaba por haber nacido. Luego agarró a
mi mamá y la arrastró de los pelos al baño, cerró la puerta y escuchamos que
ella dijo “¡No, por favor, no!” y nada más… Mis hermanas gritaban en la puerta
del baño: “¡Mamita!”… Pero mi padre jamás se compadecía… Cuando él salió del
baño se fue a la calle sin mirarnos siquiera. Entonces la vimos, hecha un
ovillo en el suelo, al lado del excusado, llorando silenciosa...
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*Relato basado en el testimonio de una mujer atendida escrito x
victoria aldunate, terapeuta feminista
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