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PUNTADA CON HILO, COMUNICACIÓN DE MUJERES, fue un periódico en papel que circuló en los años '90. Nos definimos feministas y "con perspectiva de clase".

Salíamos mensualmente en todo chile, también llegábamos a otros países latinoamericanos. A organizaciones de base, tanto de mujeres como mixtas, llegábamos sin costo alguno o hacíamos un trato: una sola suscripción a cambio de varios ejemplares cada mes. Las ONGs e instituciones en cambio debían pagar sus suscripciones completas.

PUNTADA CON HILO se destacaba por un lenguaje directo, cercano, claro y por manejar como sus fuentes primarias los testimonios de las propias mujeres, sus experiencias, sus formas de evaluar los acontecimientos políticos y sociales, sus denuncias, sus ideas y elaboraciones políticas y culturales. Las "autoridades" en diversas materias, no pasaban de ser un apoyo secundario -tal como las estadísticas e informes oficiales-.

Denunciamos la falsedad de la llamada "vuelta a la democracia", las manipulaciones de los partidos políticos, rechazamos la instrumentalización de la lucha popular que hicieron -y hacen- la mayoría de las ONGs e instituciones -con honrosas excepciones-. Destacamos el feminismo popular, la mirada de clase y nos esforzamos por no caer en la sobreideología que daña -desde nuestra perspectiva- las luchas sociales. Hablamos mucho desde lo íntimo y desde los procesos que hacemos las mujeres en lo personal que es lo que realmente -estamos seguras- construye lo político cuando hay organización.

sábado, 10 de enero de 2015

LO PEOR, NO SOMOS NOSOTRAS…*

Grupo de teatro Catalejo. Escena de la obra: "A quién quiera escuchar". Foto: v.a


LO PEOR, NO SOMOS NOSOTRAS…*
x victoria aldunate
 “¿En serio no crees que soy lo peor?”…  

Ayer en la noche nos abrazamos con mi hermano en el colchón en el suelo en que debe dormir, y volví a sentir que soy lo peor… La peor hermana, la peor madre. Lo peor de lo peor. Doy puros problemas… ¡Pobre de mis hijas! ¡Pobre mi hermano que nunca he podido protegerlo como debiera! 

Cuando el José cumplió 12 años, no hubo ningún festejo, al contrario, nuestro padre le pegó doce palos en las manos. Sus deditos sangraban, mi mamá imploraba y parecía que mi padre más le pegaba… el José estaba orinándose, aterrorizado y mi padre fue pegándole lento, de golpe en golpe, uno por cada año… Le dijo que le pegaba por haber nacido. Luego agarró a mi mamá y la arrastró de los pelos al baño, cerró la puerta y escuchamos que ella dijo “¡No, por favor, no!” y nada más… Mis hermanas gritaban en la puerta del baño: “¡Mamita!”… Pero mi padre jamás se compadecía… Cuando él salió del baño se fue a la calle sin mirarnos siquiera. Entonces la vimos, hecha un ovillo en el suelo, al lado del excusado, llorando silenciosa...SEGUIR LEYENDO


*Relato basado en el testimonio de una mujer atendida escrito x

victoria aldunate, terapeuta feminista

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