Salta a la vista*
Por Roxana Sandá (Página 12)
Lecturas, interpretaciones y habladurías en relación con la
muerte de Yanina Nüesch y Luján Peñalva, las dos amigas que aparecieron
colgadas de un árbol en Salta, una de las provincias donde la violencia de
género está más naturalizada.
A los cuerpos de las adolescentes Yanina Nüesch, de 16 años,
y Luján Peñalva, de 19, se les pide que hablen de las causas que las
arrastraron hasta un descampado para aparecer colgando de un árbol con una soga
al cuello que certificaba el ahorcamiento, no la muerte, aún por verse si fue
antes del hallazgo, el domingo a la noche. A esos cuerpos, los medios de
comunicación pretenden interpretarlos a través de mensajes de texto trasnochados,
de chats enloquecidos con amigos o con un novio que hace las veces de
sospechoso; a través de dramas familiares y progenitores que al parecer no las
comprendían. Hablan los medios de “pacto”, del “posible desengaño amoroso” que
vendría sufriendo Yanina, de “manifestaciones de desesperación” de Luján frente
a un hipotético embarazo. Se busca en la espuma, en los bordes más quemados de
la historia. Nada dicen (¿siquiera se preguntan?) sobre lo que en realidad les
ocurre a las mujeres en Salta, provincia hiperconservadora, de transparente
cultura machista, bastión argentino del patriarcado más rancio.
Morir de amor o
de incomprensión, sin más, jugar con la idea de un pacto suicida en un árbol a
quince metros de distancia de tierra firme deberían ser, por lo menos, índices
urgentes para comenzar a rascar en las capas más profundas de la historia.
A René Gómez, el abogado que representa a la familia
Peñalva, no le “cierra que dos chicas se ahorquen a la vez, con una soga que no
se sabe de dónde apareció, que un cuerpo haya estado más o menos a una misma
altura que el otro. ¿Y quién hizo los nudos?”. Asegura que la familia “no tiene
ninguna duda de que se trató de un homicidio” ni él rechaza la idea de una
violación, a pesar de que los cuerpos no mostraban signos de violencia. “Las
chicas pudieron ser drogadas o incluso haber consentido en ser violadas bajo
amenaza.” La historia universal demuestra con vastedad que existen infinitas
violencias en el acto violatorio, en muchos casos de lectura sutil, casi
invisible.
FUENTE: PÁGINA 12
*Noticia enviada x Anna Castillo desde Argentina
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