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Feministas comunitarias de Bolivia en Tiquipaya, Bolivia,
abril 2010, Cumbre Climática
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COMUNICADO
¡NADA JUSTIFICA LA VIOLENCIA!
Enviado X feministas comunitarias antipatriarcales
El sistema patriarcal ha desarrollado muchas formas de
accionar en nuestras organizaciones, el Feminismo Comunitario no ha sido la
excepción, pues ha encontrado compañeras que se hacen cómplices del sistema
encubriendo acciones violentas desarrolladas a la interna del Tejido Bolivia en
contra de sus integrantes.
Tras un largo camino de búsqueda de reflexión sobre los
hechos acontecidos en nuestro territorio, sin encontrar respuesta ni
posicionamiento interno, en responsabilidad, en comunidad y en consecuencia con
nuestras luchas, hacemos este comunicado público de ruptura con la Orgánica del
feminismo comunitario, seguras de que el silencio solo alimenta la impunidad y
con la esperanza de que el feminismo sea un territorio donde construir en
confianza y libres de violencia. Hacemos públicas las razones de nuestra
ruptura, buscando aportar a la reflexión dentro de los feminismos,
lesbofeminismos, organizaciones de mujeres y organizaciones sociales en
general.
· Rompemos denunciando la violencia física, psicológica y
política que Julieta Paredes ejerció sobre dos integrantes del Feminismo
Comunitario en La Paz Bolivia.
· Denunciamos la violencia política, económica, sexual y
feminicida que ejerció contra la compañera Adriana Guzmán (Vocera Ejecutiva
Nacional del Feminismo Comunitario en Bolivia 2015-2016).
· Hicimos conocer estas denuncias a la Orgánica
Internacional, en la cual Julieta Paredes reconoció su accionar justificándolo
con argumentos que promueven la misoginia, la propiedad privada sobre los cuerpos
y el control sexual enalteciendo las actitudes machistas, despolitizando las
relaciones desde el amiguismo y la victimización. Planteamos hacer la denuncia
legal y la orgánica nos pidió que dejemos de llamarnos feministas comunitarias
por querer acudir a la justicia patriarcal, nos mandaron a callar. Como parte
de la lucha que hacemos desde el feminismo, asumiendo que la violencia hacia
las mujeres es estructural, decidimos no callar, no dar más espacio a la
impunidad. Los o las violentas deben enfrentar la justicia.
· Denunciamos la violencia desde un posicionamiento político
consecuente con la lucha feminista, con la propuesta de la comunidad y del
vivir bien que planteamos. Buscamos reflexión, autocrítica y transformación. A
cambio recibimos acoso y represión. Julieta Paredes cerró el programa
¡Despatriarcalización Ya! hecho por más de dos años por todas en una creación
comunitaria construida lejos de la propiedad privada. Cerrar arbitrariamente el
programa es traicionar las luchas de las mujeres en nuestro territorio y
arrebatarnos una herramienta de profundización del proceso.
· Nuestra decisión de no callar y no defender “el buen
nombre” del feminismo comunitario sobre nuestros cuerpos, tiene como
consecuencia acoso político sistemático, difamación, calumnias y campañas de
desprestigio hacia nosotras y hacia todas quienes han decidido posicionarse, en
Bolivia y otros países. Nos encontramos ante una combinación de violencia e
impunidad encubierta de la cual las feministas, en ética, no deberían hacerse
cómplices.
· En Bolivia como mecanismo de presión para evitar la
denuncia legal se llevan adelante acciones que entendemos como contra
revolucionarias, porque tratan de convencer a nuestros compañeros y compañeras
que sí existen razones para justificar la violencia. Esto atenta contra las
luchas que hemos hecho para tener una Ley que garantice a las mujeres una vida
libre de violencia, reconociendo que es estructural, que es parte del sistema
patriarcal, que es un hecho público y no privado, que es político y no
personal, que no son reacciones sino conductas, que no se pueden justificar los
feminicidios por emoción violenta o los crímenes pasionales.
· Reconocemos en autocrítica que dentro del feminismo
comunitario no profundizamos nuestras reflexiones sobre la violencia y esto nos
dejó con pocas herramientas para enfrentarla, más aun viniendo de una
“compañera”.
· A pesar del acoso, difamación y la sanción que pretenden
hacernos en una clara muestra de complicidad machista y misógina, no dejaremos
de nombrarnos feministas comunitarias pues hemos construido y alimentado la
propuesta con nuestros cuerpos, con nuestros dolores y con nuestros sueños,
desde la fuerza de un pueblo decidido a vivir con dignidad. Creemos que el
territorio de lucha contra el patriarcado es el feminismo y reafirmamos desde
la memoria larga de nuestras abuelas que la propuesta política de mundo que
abrazamos es la comunidad. Sin embargo estamos convencidas que hoy existen
feministas comunitarias contrarrevolucionarias que despolitizan las luchas que
han costado parir, es por esto que a partir de ahora nos nombramos como
feministas comunitarias antipatriarcales, pues no entendemos la lucha contra el
patriarcado si no se lucha contra la violencia estructural hacia las mujeres,
por ser esta su herramienta de legitimación e imposición del poder patriarcal,
capitalista y colonial sustentado especialmente en nuestros cuerpos.
· Asumimos esta denuncia pública como un desafío para el
feminismo, como una convocatoria a profundizar la reflexión sobre las
violencias que se reproducen en nuestras prácticas, como una necesidad urgente
de ser consecuentes con nuestros discursos, no se puede callar ni encubrir a
nadie aunque se trate de una de las llamadas “vacas sagradas”.
· Creemos que el sistema opera robándonos la esperanza de
que otro mundo es posible, robándonos la fuerza de la construcción popular,
colectiva y comunitaria, dejándonos como única opción la organización con
lógicas caudillistas y casi sectarias, teóricas y dogmáticas. Eso enfrentó el
feminismo comunitario y eso riesgo se enfrentan hoy en los procesos de
transformación en Abya Yala, procesos que tienen que reposicionarse frente al
patriarcado para ser realmente revolucionarios.
· Convocamos a las compañeras y compañeros de lucha, a las
organizaciones sociales del proceso de cambio en Bolivia, con el cual
reafirmamos nuestro compromiso, a las feministas, a las organizaciones de
pueblos hermanos, a asumir una posición política no respecto de las personas,
sino frente a las relaciones de poder y a la violencia contra las mujeres que
no importa de quién venga será siempre patriarcal. Es urgente que al interno de
nuestras organizaciones no se encubra, no se reproduzcan lógicas familistas,
moralistas que nos piden callar para cuidar la imagen. Al interno se necesita
responsabilidad política, decisión y no complicidad. Denunciar y poner en el
debate público las miserias que existen en nuestras organizaciones, es un acto
honesto para seguir haciendo camino.
Nosotras mujeres indígenas, aymaras, quechuas, creadoras y
criadoras de vida, lesbianas, migrantes, feministas comunitarias hoy
antipatriarcales reafirmamos nuestra posición.
¡NADA JUSTIFICA LA VIOLENCIA!
Por un feminismo útil para la lucha de nuestros pueblos!
Por un feminismo capaz de cuestionarse
Adriana Guzmán Jimena Tejerina Diana Vargas
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