PAGINA EN CONSTRUCCIÓN...

PUNTADA CON HILO, COMUNICACIÓN DE MUJERES, fue un periódico en papel que circuló en los años '90. Nos definimos feministas y "con perspectiva de clase".

Salíamos mensualmente en todo chile, también llegábamos a otros países latinoamericanos. A organizaciones de base, tanto de mujeres como mixtas, llegábamos sin costo alguno o hacíamos un trato: una sola suscripción a cambio de varios ejemplares cada mes. Las ONGs e instituciones en cambio debían pagar sus suscripciones completas.

PUNTADA CON HILO se destacaba por un lenguaje directo, cercano, claro y por manejar como sus fuentes primarias los testimonios de las propias mujeres, sus experiencias, sus formas de evaluar los acontecimientos políticos y sociales, sus denuncias, sus ideas y elaboraciones políticas y culturales. Las "autoridades" en diversas materias, no pasaban de ser un apoyo secundario -tal como las estadísticas e informes oficiales-.

Denunciamos la falsedad de la llamada "vuelta a la democracia", las manipulaciones de los partidos políticos, rechazamos la instrumentalización de la lucha popular que hicieron -y hacen- la mayoría de las ONGs e instituciones -con honrosas excepciones-. Destacamos el feminismo popular, la mirada de clase y nos esforzamos por no caer en la sobreideología que daña -desde nuestra perspectiva- las luchas sociales. Hablamos mucho desde lo íntimo y desde los procesos que hacemos las mujeres en lo personal que es lo que realmente -estamos seguras- construye lo político cuando hay organización.

lunes, 11 de octubre de 2021

PUNTADA CON HILO WEB, VISÍTALA: puntada con hilo web


En Puntada con Hilo web vas a encontrar una biblioteca de memoria del feminismo autónomo en construcción y categorías como Lesbianas feministas antirracistas Tierra y Territorio, Red de Terapeutas Tierra y Territorio, Memoria Feminista, Puntada con Hilo de los 90 y otras notas, artículos, PDF, documentos que te puedan interesar desde al menos los 90 a la actualidad.

Puntada con Hilo web es una elaboración autónoma lesbofeminista antirracista en la búsqueda de mostrarte elementos del feminismo autónomo territorial desconocidos, negados y/o invisibilizados.

Lo hacemos a pulso, cuando podemos y como podemos entre nuestras jornadas laborales remuneradas y otras acciones que llevamos a cabo.

Sin memoria no hay feminismos anticapitalistas, antirracistas, lesbianos, autónomos. El feminismo no nació en las academias ni en el siglo XXI, no comenzó con nosotras. Más bien, a nosotras nos parieron otras que estuvieron antes, y no solo las hegemónicas, también las que lucharon al margen, en los límites fantasmales de lo que no encaja con la heterosexualidad obligatoria patriarcal, de lo que escapa al colonialismo refuncionalizado y racista, al clasismo que incluye a élites empresariales y otras.

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jueves, 2 de septiembre de 2021

ROSA SOTO LIRA, HISTORIADORA FEMINISTA Y FEMINISTA AUTÓNOMA DE LA COLECTIVA "LAS CLORINDAS"


Rosa Soto Lira fue una historiadora feminista de cuando no era “gracia” autodefinirse. Anticolonial y desconfiada del saber institucional; también profesora respetada y querida por quienes asistieron a sus clases.



Fue feminista autónoma y parte de la colectiva feminista autónoma “Las Clorindas” (otra colectiva invisibilizada por voces hegemónicas). 

La vimos, la escuchamos, y festejamos con ella, marchas y rebeldías feministas. Debatimos sobre políticas feministas, demenuzamos institucionalizaciones… Y hablamos de los caniles para perrxs abandonadxs, de cómo construirlos “mejor” para que les protegieran de lluvias y soledades.

Amaba a las perras y perros, les acogía y cuidaba.



De las primeras que investigó, habló, escribió sobre mujeres negras en chile.

Reservada con su vida, honesta, de poca palabrería, sencilla, ruda y genuina.

Va a haber reconocimientos –tal vez-, más hubiese sido valioso en vida.

Sin duda alguna, las diosas te acogerán compañera Rosa Soto. 



martes, 19 de enero de 2021

EN MEMORIA DE BERNA CASTRO ROJAS, AMIGA Y COMPAÑERA


A La Berna

La Berna, era de fierro forjado por fuera y miel pura por dentro, se colocaba delante de los pacos a caballo con las manos en alto cuando lo de la Chepa, y sin miedo.

La arrastraron los pacos protestando cuando mataron a Matías. Con su atención apoyaba a huelguistas de hambre mapuche, a secundarias, a mujeres adoloridas por la violencia.

Sé que a veces la abrumábamos para que nos sacara de dificultades y aplacara nuestros dolores y los de otros y otras.

Y era dura la Berna igual, daba susto, hablaba sin anestesia… Si la gente estaba en negación podía arrancar de la Berna porque les iba a dar cuota de realidad.

Yo la picaneaba, que era médico, que no entendía, le peleaba y ella me escuchaba, me respondía, me explicaba o se quedaba en silencio asintiendo... Yo a veces la entendía y otras nada de nada. Pero ella solita era mejor que cualquier Universidad. Aprendí con ella (y las demás de La Pintana) gran parte de lo que ahora me sirve tanto para entender que muchas tenemos locuras en nuestras cabezas y dolor en nuestros corazones, y que eso no importa tanto porque hasta las locas tenemos amor y luchas que dar…

La Berna se podía conmover hasta las lágrimas con un cuento sobre madres, esquizofrenia y amor. El cuento “La Loca” de “Maliciosas”, cuando lo lanzamos en Londrés 38 el año 2009, la hizo llorar. Mi amiga Cecilia representó ese personaje ese día y la Berna con ojitos mojados la abrazó a ella y a mí. Me dijo “gracias, tienes que escribir porque todo eso es verdad, la pura verdad y la única manera de entenderlo es cuentos como este…”…

Ella que era psiquiatra pensaba que los cuentos podían servir para calmar el odio contra las locas del mundo. Yo que la conocía hacía solo un par de años en ese tiempo, no imaginaba a la Berna llorando… tonteras que tiene una que a veces no alcanza a ver todo lo que una ser humana es…  La vi conmovida, pequeña en su porte y gigante en su emoción. Conmovida por “una loca”, una loca como nosotras, así que le dije que tal vez “la loca” era su alter ego, y nos reímos juntas antes de irnos a carretear pa celebrar el libro.

Hace unos diez días coincidimos en La Caleta, ella saliendo de atender y yo llegando a trabajar. Me abrazó mucho, aunque no era de abrazar, y nos dijo a mí, a la Sole, y a las demás que teníamos que ir por un vino, que nos faltaba una juntada, que estábamos desde el 18 de Octubre en pura lucha y poca amistad.

Es cierto, necesitábamos hablar. Habíamos pasado tiempos de infinita tristeza antes de Octubre por tanta indolencia política…. Ese día hablamos rapidito de lo feliz que estábamos porque Octubre por fin llegó, que estábamos esperando esto y lo teníamos que celebrar juntas... No te fuiste sin verlo Bernita, eso es lo bueno, pero ¡por la mierda tenías que quedarte a disfrutarlo más!... ¡Qué vamos a hacer sin ti Berna, qué…!...

Vuela amiga, tú que creías en tu Dios de los pobres, en tu Dios revolucionario, vuela hacia ese lugar misterioso y míranos por favor, vas a guiar entonces estos tiempos que nos inundan de locura, rabia y amor.   

victoria aldunate morales

La Berna en la primera presentación de "Maliciosas" 2009, Santiago, Londres 38, Casa de Memoria
 

La loca (el relato que te conmoviò)  

No me porto así porque esté loca, sino porque tengo que cuidarte todo el tiempo. Por eso te sigo y por eso me quedo mirándote desde la esquina mientras estás con tus amigas. A veces trato de esconderme para no molestarte, pero ellas igual me ven y yo sé que se ríen de mí y que a ti eso no te gusta… Pero tengo que hacerlo porque te quiero, no porque esté loca, todos creen eso, pero no es así.

 

La señorita me dijo bien claro que estoy enferma, pero no de psiquiátrico. Es que me duele la mente a mí, sobre todo cuando me recuerdo de cosas. Y cuando les hacen algo malo a ustedes.

Yo se lo expliqué a la señorita y ella me entendió.

Que me tomara las pastillas no más y que si quiero, recuerdo, y si no quiero, NO. Que todo lo que haga ahora, dice ella, lo tengo que hacer porque quiero y no porque alguien me obliga… Que está bien que las quiera, pero que está mal que le pegue a la gente que las trata mal. Y que no haga locuras.

 

Pero a veces me da por hacer cosas raras como esa vez que me fui a la rueda y quería subirme entremedio de los carros ¿te acuerdas? y tú tuviste que pedirle disculpas al guardia porque se enojó y dijo que iba a llamar a los pacos y me iba a denunciar porque él no quería viejas suicidas ahí. Pero yo no quería matarme, todos creyeron eso, pero no, yo quería mirar las estrellas, sola, sin nadie al lado. Porque si una se sube en los carritos pagando como todos, te ponen una señora al lado, o peor, a un tipo, que entre vuelta y vuelta te puede entrar a manosear y yo no quiero manoseo, no me gustan esas cosas a mí. No quiero que ningún hombre me ande manoseando, ni siquiera el Raúl. Ya no. Soy una mujer honrada yo.

¿Porque la gente siempre cree que una es puta? Si ando sucia a veces es porque no tenemos baño y se me olvida lavarme la cara, no es porque ande puteando por ahí. Porque al contrario, la que anda puteando se emperifolla, se perfuma, se pinta y yo no, ¿para qué? Yo ya tuve mi hombre y no quiero más hombre. Yo las quiero a ustedes y nada más me importa. Por eso me vine del Puerto, para estar con ustedes, no me importó nada que Raúl me pidiera que me quedara con él, que en el Hospital me suplicara: “¡Quédate Cindy, quédate, si yo voy a cambiar, si ya dejé a la rucia, si te quiero a ti no más!”.

No, le dije, no vuelvo con vos, pura vergüenza me da volver con vos. ¡Con qué cara queris que mire a la señorita después! ¡Si ella me había dado todos los certificados para los comparendos! Si hasta me llevó en su propio auto (un auto rojo, bien bonito) a constatar lesiones y a cada rato se volvía para atrás y me miraba asustada. Después me contó que ella creía que me iba a morir porque estaba pálida, y más pálida me veía porque me corría la sangre, rojita, por la cara, pero yo ni me quejaba, iba calladita, asustada porque le estaba ensuciando el auto a la señorita y ella me decía ¡No importa Cindy, sólo no te muevas que te puede venir un ataque! Iba como histérica la señorita y  yo ya veía que chocábamos y nos moríamos las dos. Yo por culpa del Raúl y ella por culpa mía... Pero no quería morirme yo, porque estaban ustedes en el mundo, ¿me entendis? Yo me podría haber muerto, pero no quise, estuve cerca, eso sí, porque fue la primera vez que el Raúl me pegaba con objetos.

Así le dicen cuando te preguntan las señoritas: ¿Le pega con la mano o con objetos? y esa vez me pegó con un objeto.

¡Qué vai a hacer con eso, Raúl!, alcancé a gritarle y él con la tranca de la puerta en la mano me miraba rojo de rabia… Ahí se me nubló todo, y lo último que vi fue a la Carlita y a la Jenny, abrazadas debajo de la mesa.

Yo en todo caso cuando desperté supe que no me iba a morir, porque si el Raúl no me había matado a palos y la señorita no había chocado, entonces era que yo ya no me moría más. Le dije eso a la señorita y ella se río y a mí me gustó que se riera. Las pasó conmigo ella, fue en persona a hospitalizarme y fue en persona a buscarme cuando me dieron de alta.

“¡Cindy, yo no tengo derecho a decirte esto, pero te lo voy a decir igual, no vuelvas con él! ¡No hagas caso cuando el juez te diga que concilies y los mande a terapia familiar. ¡Te va a matar! A lo mejor tú sientes que él no lo haría, pero créeme, lo hacen!”...

Así me hablaba la señorita mientras salíamos del hospital. Ella pensaba que tenía la papa, que me estaba diciendo la gran cosa, que yo no me daba cuenta de nada, pero me daba, si no soy tan loca tampoco. El Raúl me estaba pegando con objetos ya y yo estaré enferma, pero no soy huevona, no iba a volver con él. ¡Mucho lo querré, pero más las quiero a ustedes y no las iba a dejar solas! Cuando me dijeron que se las habían llevado, me puse como loca, le rompí la tele a la rucia y le tiré lejos las fonolas (porque era mentira que la había dejado, lo encontré con ella). Le pegué al Raúl también. Tan loca estaba que me internaron en una cuestión parecida a la de ustedes, pero diferente. A donde me llevaron a mí, había puros mentalistas (que te ven la mente) y me obligaron a tragarme un montón de pastillas de todos colores, y la señorita ya no podía ayudarme porque ahora yo ya no era mujer golpeada porque no vivía con el Raúl y él vivía con otra. Además decían que me había vuelto loca por otras cosas, no por los golpes, y entonces no entraba en VIF, y cuando una entra en VIF, a una la ayudan, pero cuando no entra, no. Igual me consiguieron una plata para el pasaje cuando me dejaron salir y yo me vine altiro, ni pensé en ir donde el Raúl. Yo las quería a ustedes no más. Pensaba en cómo estarían sufriendo, sin mí, todas separadas, en distintos Hogares, y le lloré a mi mamá para que las sacara de ahí.

¡Por ellas lo voy a hacer -me dijo- no por vos! Porque las cabras chicas me dan pena… ¡Ahora le dan pena las cabras chicas y cuando yo era cabra chica yo no le daba pena po. No le daba pena pegarme con la manguera (porque a mí desde chica me han pegado con objetos), y no le daba pena cuando me gritaba “¡Cabra culiá, pa’ qué habris nacido!”. Ahí no le daba pena yo, pero sabis Estrellita, ese día no le respondí lo que hubiera podido responderle. ¿Sabis por qué no le respondí? Porque es una vieja cabrona y si le hubiera dado la cuestión, no las saca nunca de ahí.

Sí, ya sé que tú la queris... Bueno, es una vieja cabrona conmigo entonces, conmigo no más porque yo soy medio loca.

No le respondí nada a la vieja cabrona porque nadie más podía sacarlas, porque a ella no más le dieron la custodia y a mí en cambio me la quitaron, porque a mí no me cuentan como responsable. O sea, creen que soy irresponsable. Y yo soy responsable. Pero la gente cree que NO… Asíque la dejé que hablara no más. No importa lo que ella crea, yo te cuido, yo sí te cuido, por eso no me gusta cuando vai’ pa’ donde el Pepe y te quedai tanto rato adentro con él. No es que me moleste el Pepe. El Pepe yo sé que es bueno, pero el papá de él es un viejo borracho y te mira con malos ojos. Yo sé. Y tú, tan pará en la hilacha con otra gente, que hasta me has defendido cuando mi mamá me quiere pegar, a él no le decis ninguna cosa. Y es para no perder al Pepe ¿cierto? Sí yo sé… No te enojes conmigo. Sé que siempre me decis que hay muchos hombres en el mundo, pero yo no te creo, porque yo también tuve quince años y quise al Raúl y le aguanté todo con tal de que se quedara. Había muchos hombres en el mundo, pero yo lo veía a él no más. No quiero que te pase lo mismo que a mí. Por eso le pegué al viejo. Tú te enojaste, hasta me insultaste, pero no importa Estrellita, él no tiene ningún derecho a decir que tú estai rica. No tiene ningún derecho porque tú eres una niñita no más. Mi niñita. Y él es un viejo y no voy a dejar que sintai a un viejo hediondo sobajeándote... Pensé en el lacho de mi mami tirándoseme encima y en el viejo Rodolfo, ese mismo que tú me dijiste que le estaba pagando a las cabritas chicas del barrio pa’ que se lo chupen. Ese mismo me violó a mí po… Y entonces me le tiré encima del papá del Pepe mientras él trataba de convencerme que no había hablado de ti.

“¡Si no lo dije por la Estrellita, usted no escuchó bien!”, me lloraba el muy cobarde. Que yo como estaba enferma, no entendía bien las cosas... ¡Y yo lo había escuchado clarito recién diciendo que a la minita del Pepe me la voy a pasar por armas porque está terrible de rica y pa’ eso el Pepe es mi hijo…! Recién lo había dicho el viejo borracho y cuando lo negó, más rabia me dio. Agarré una silla y se la quebré en la cabeza porque a ti ningún viejo cabrón te va a hacer ninguna cosa mientras yo esté viva. Porque yo seré loca, pero no huevona ni sorda y lo escuché clarito y hasta el Pepe mismo cuando cachó que estaban llamando a los pacos, me dijo: “¡Señora Cindy arranque mejor, que vienen los pacos!”… Por eso yo quiero al Pepe, pero no quiero que te quedis en la pieza con él tanto rato. Por eso te voy a buscar y te grito de afuera, aunque a ti te de vergüenza. Por eso me quedo despierta todas las noches pa vigilar tu sueño, pero sobre todo pa vigilar al John y al Marcos que el otro día se pasearon desnudos delante de ti en la pieza.

 “¡Si no te gusta te vai no más, agarrai a tus cabras y te vai! -me dijo mi mami- que ustedes cuatro están demás en esta pieza, sin ustedes seríamos diez y sería más fácil armar los colchones en la noche!”… Pero a dónde me voy a ir, si no tengo a donde. ¡No ve que la señorita me está consiguiendo un terreno para poner una mediaguas!, le dije.

“¡La señorita, la señorita! ¡La señorita esto, la señorita lo otro!”, me remedaba. ¡Y yo lo único que quiero es que mis hermanos las respeten a ustedes, nada más porque ustedes son niñitas... “¡Niñitas, van a ser! -mi mamá se río de mí- ¡Niñita la Estrella! ¡Seguro! ¡Ya está buena pa casarse y le anda moviendo el culo a los hombres! ¡Loca de mierda, no entendis nada tú! ¡Si tener mujeres es para puros problemas!”...

¡Que yo no entiendo! Yo entiendo las miradas que te pegan mis hermanos por eso me quedo despierta en la noche. Yo entiendo que tú no tenis la culpa y que tú no le movis el culo a ningún hombre (bueno, al Pepe no más, pero el Pepe es bueno). Yo entiendo que tú estai enamorá y por eso te arreglai’ pa él, yo entiendo que eso no tiene nada que ver con las miradas que te dan el John y el Marcos, y el viejo borracho. Yo entiendo que tu no tenis ninguna culpa. ¡Y a mí me gusta tener niñitas porque una puede hacerle trenzas y coserle vestidos y porque son cariñosas como tú! ¡Tú no tenis culpa de nada Estrellita, no creas eso! Yo vi tu carita triste cuando mi mami lo gritó, pero yo no creo lo mismo… Lo que sí creo Estrellita, es que tú eres muy re pilla. Demasiado. Y sé que me escondes el sostén para que me demore en buscarlo y así poder irte adelante y encontrarte con el Pepe, los dos solos. Sí, me doy cuenta, si yo soy loca, pero no… Sí, sí, sí, ya sé que te lo he repetido varias veces, pero es que entiéndeme tú a mí Estrellita, necesito que comprendas por qué te cuido tanto. Es porque te quiero.

Sí, Estrellita, yo sé que tú también me queris, si lo veo en tus ojos y me gusta cuando lo veo, porque veo que tú sí creis en mí aunque nadie crea, creo que tú sí entendis que yo no estoy tan loca,  y me duele que a veces tengas que recordarme donde guardé los calzones y lo que hice con la mamadera de la Jenny, pero así son las cosas, yo me olvido de todo y tú eres la más grande y tenis que ayudarme. De lo que no me olvido Estrellita es de que soy tu mamá, de eso no me olvido nunca y por eso te cuido… ¡Y estas tan linda y grande! ¡Ahora ni te alcanzo, caminas más rápido que yo! ¡Ya, dame un abrazo y no peleemos más! ¡Acompáñame a donde la señorita que quiero preguntarle por la mediaguas!

 

 

La Berna siempre organizada