La huelga de hambre de las ex y los ex presos políticos de
la dictadura ya ha durado demasiado tiempo. DEMASIADO. ¿Hay algún piloto en el
avión?
Enviado X Ximena Urtubia/CODEHS, Comité de Defensa de los Derechos Humanos y Sindicales
¿Alguien capaz de tomar decisiones, de escuchar la voz de
los que sufren? Tal parece que la cúpula, afectada por la marea de escándalos, dimitió
y desapareció sin dejar teléfono de contacto. Sra. Bachelet: la primera
interpelada es Ud. ¿Sigue ahí?
HUELGA DE HAMBRE DE LAS Y LOS EX PRESOS POLITICOS
ENCARCELADOS DURANTE LA DICTADURA
El Comité de Defensa de los Derechos Humanos y Sindicales
CODEHS, a la opinión pública nacional e internacional, declara:
El día 13 de abril del presente año la “Agrupación Nacional
de ex-Presos/as Políticos/as” encarcelados durante la dictadura del general Pinochet,
se declararon en huelga de hambre, medida que adoptaron luego de una serie de
conversaciones, encuentros y reuniones infructuosos con personeros del
Gobierno, entre otros, la señora Ximena Rincón y el actual Subsecretario, señor
Mohammed Aleuy, cuyos compromisos jamás
se cumplieron. Los ex presos políticos querían, entre otras cosas, un aumento
de las exiguas pensiones de índole indemnizatorio que perciben.
Tiempo después, y cuando el conflicto ya amenazaba manchar
la imagen de las autoridades, se acercaron otros personeros de Gobierno a conversar
con los huelguistas de hambre, para proponerles la formación de una Mesa de
Alto Nivel donde estarían presentes, incluso, autoridades eclesiásticas. Un
grupo de los manifestantes, integrado por militantes del pacto político “Nueva
Mayoría”, decidió aceptar la propuesta y suspendió su participación en el
movimiento incorporándose a las conversaciones. Otro, que no ha considerado a
dicha Mesa como una instancia válida, decidió seguir adelante con la acción
emprendida el 13 de abril pasado. Así el viernes 12 del presente mes de junio —transcurridos
casi dos meses de su huelga de hambre—, siete de estos últimos, en su mayoría
provenientes de Concepción, ingresaron a la sede del Partido Socialista a fin
de recabar el apoyo de ese sector para una conversación con la presidenta. En
dicho local, sostuvieron ese mismo día los ex–presos políticos, cordiales
conversaciones con el nuevo Secretario General del Partido y otros altos
dirigentes, a quienes les representaron sus precarias condiciones de vida. A
pesar que rechazaron el ofrecimiento de aquellos en cuanto a que se integraran
a la llamada Mesa de Alto Nivel, fueron invitados a permanecer en la sede para
conversar al día siguiente sobre sus demandas.
El sábado 13, sin embargo, y sorpresivamente, a las ocho de
la mañana, un fuerte contingente policial ingresó al local socialista, los tomó
detenidos y los condujo a la Tercera Comisaría —ubicada en calle Agustinas a la
altura del 1.500—, donde después de varias horas, fueron liberados ante las
exigencias del vice-presidente de la “Agrupación Nacional de Ex–Presos/as
Políticos/as”, abogado Víctor Rosas Vergara.
Sin tener un lugar donde ir, con todas sus pertenencias a
cuestas, ateridos de frío, se dirigieron los huelguistas de hambre a la sede del
Movimiento de Acción Socialista, MAS, ubicada en calle Alonso Ovalle casi al
llegar a Santa Rosa; pero como ésta se encontraba cerrada con llave, no
pudieron ingresar y optaron por esperar hasta que el local fuese abierto.
Permanecieron allí por más de seis horas.
En los programas de televisión “Estado Nacional” —donde
estuvo la presidenta del PS, Isabel Allende—, y en “Tolerancia Cero” —donde lo hizo
el senador del MAS por Concepción (ciudad de origen de varios de los
huelguistas de hambre), Alejandro Navarro—, no se hizo mención al hecho;
tampoco lo hicieron los referidos personeros.
La declaración del Partido Socialista en donde se explican
las razones de la medida de fuerza en contra de ese grupo de personas, señala
en una de sus partes:
“[…] que se trata de una organización que no reconoce el
acuerdo que depuso la huelga de hambre que mantenían ex presos políticos de la dictadura
en donde se instaló una mesa, que lleva un tiempo funcionando, que propondrá
soluciones concretas a las demandas reparatorias que se buscan y de las que nos
hacemos solidarios”.
Así, pues, la sanción fue una medida en contra de quienes
formulan demandas sociales consideradas atentatorias contra los intereses corporativos
de una organización política dirigida hoy a privilegiar el apoyo a una
instancia estatal y no a proteger los intereses de personas que reclaman por
derechos no sólo emanados de sus luchas libradas en contra de la dictadura,
sino reconocidos por la legislación universal vigente hoy en Chile.
Isabel Allende, Presidenta del PS actual |
No es extraño que un partido integrante del pacto Nueva
Mayoría recurra al ejercicio de la violencia para resolver los problemas de un sector
de las clases dominadas que les resultan tremendamente incómodos. No es
extraño, tampoco, que prefiera ponerse al lado de quienes ejercen el poder en
lugar de hacerlo con los débiles. De hecho, recordemos que en el primer
Gobierno de la militante socialista doña Michelle Bachelet, se asesinó
impunemente a dos dirigentes mapuche, se hizo desaparecer a otro y se mató a un
dirigente de los trabajadores forestales; también en ese período presidencial,
y por primera vez, se aplicó la Ley Antiterrorista, dictada por Pinochet, quien,
paradojalmente, jamás llegó a emplearla. Hoy, esa misma militante socialista
preside de nuevo el Gobierno que amenaza a los mapuche con el uso de esa
legislación represiva, y no se vacila en aplicarla en contra de los trabajadores
del Transantiago que reclaman por mejores condiciones de vida.
Nuestra organización, ante estos hechos , manifiesta su más
profunda solidaridad con los ex presos políticos de la dictadura y condena enérgicamente
la acción realizada en contra de ellos por quienes dirigen hoy el partido al
cual perteneció el presidente Salvador Allende. No deja de ser irónico el hecho
que quien hoy se encuentra a la cabeza de esa colectividad y procede de tal
manera en contra de quienes defendieron el Gobierno de ese Presidente sea
precisamente su única hija viva quien, paradojalmente y a través de anacrónicas
analogías, intenta con escaso éxito asimilarse a la imagen de su padre. Las
formas culturales y los intereses de clase jamás se reproducen por transmisión
genética, algo que tenían muy presente el propio presidente Allende, su hermana
Laura y su hija Beatriz, cuyas prácticas políticas eran bastante ajenas a
aquellas que hoy realiza la actual presidenta del partido Socialista.
Raúl Elgueta González - Presidente
Manuel Acuña Asenjo - Secretario General
CODEHS Comité de Defensa de los Derechos Humanos y
Sindicales
Santiago, junio de 2015
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