LAS DEMANDAS SOCIALES NO CABEN EN LA SOBERBIA DE LOS POLÍTICOS (foto: victoria aldunate) |
Elecciones primarias: patético intento por “maquillar” un sistema político
desfalleciente
X Movimiento por la Huelga Electoral Constituyente/enviado X memoria feminista
El año 2012 la “clase política” aprobó con bombos y platillos una ley de
“elecciones primarias” destinada, según sus promotores, a “profundizar la
democracia en Chile”. Los hechos prueban que esta no fue más que un desesperado
intento por relegitimar el sistema político (basado en la Constitución de 1980
y en el sistema electoral binominal) cada vez más huérfano de apoyo ciudadano.
El 60% de abstenciones en las elecciones municipales de octubre de 2012 fue la
prueba palpable de un proceso de largo arrastre que estaba entre luces y
sombras hasta que la implementación del voto voluntario y la inscripción
automática lo revelara en toda su magnitud.
La ley de elecciones primarias ha sido otro burdo intento de quienes pretenden
monopolizar –en realidad usurpar- la soberanía popular.
En primer lugar porque se trata de una ley que no es
obligatoria, que no contempla sanciones en caso de incumplimiento. Por ende es
una ley que nació muerta. La mejor prueba de ello ha sido su virtual inutilidad
en la designación de candidatos a parlamentarios. Salvo excepciones, la “clase
política” de todos los colores optó por la nominación cupular de sus
candidatos, sin siquiera consultar a su militancia más “dura”. Lo que unido al
carácter perfectamente predecible de los resultados de la mayoría de las elecciones
de diputados y senadores (por efectos del sistema binominal), refleja hasta la
saciedad el carácter profundamente antidemocrático de la institucionalidad
parlamentaria chilena.
La ley de primarias aplicada a la elección de candidatos
presidenciales por parte de pactos o alianzas partidarias sufrirá también el
efecto de la crítica ciudadana a las cúpulas políticas del duopolio gobernante
en Chile desde 1990. La falta de entusiasmo popular, el “acarreo” y el
clientelismo practicado por las “máquinas” electoreras partidistas serán su
signo dominante. Solo el duopolio binominal-neoliberal se expresará el 30
de junio.
El Movimiento por la Huelga Electoral Constituyente rechaza
el circo electoral en curso (con primarias incluidas) porque se trata de
elecciones que solo sirven para legitimar un sistema anti democrático que
muestra serios signos de debilidad. Como bien sostiene Lucas Zahíri en un
reciente análisis que compartimos:
“Hoy en Chile solo vota 1/3 de la población. Abstenerse no
es un resultado antojadizo del resto de la ciudadanía chilena, sino, más bien
es un concepto dinámico vinculado a la realidad social, a esa subjetividad que
nace de la razón, de la experiencia y de la realidad de vivir en Chile, es la
respuesta lógica de una mayoría que ve en los hechos como el binominal impone a
sus candidatos como resultado de las “primarias” que lejos de fomentar la
democracia la anula con un impositivismo tutelado legalmente, financiado por
los trabajadores y bajo las reglas del sistema capitalista. Nunca una
democracia podrá sostenerse bajo la manipulación mediática, por medios
coercitivos o impositivos.
Tampoco podrá sostenerse en elecciones “libres” con un
capital total votante de solo 1/3 de la población. Ese pequeño porcentaje
votante es el que sin saberlo le da con su voto vida al capitalismo neoliberal,
entonces por conclusión hay 2/3 de chilenos que tiene el destino de Chile en
sus manos y no lo sabe...1/3 que ingenuamente da vida al sistema que explotará
o robará la plusvalía de la mayoría productiva, para que con su voto siga
pasando a las manos de la minoría trasnacional explotadora”[1].
Sólo el impulso decidido a los movimientos sociales en una perspectiva de
autonomía (sin objetivos de negociación de cupos, cargos o prebendas en la
institucionalidad heredada de la dictadura), unido a la Huelga Electoral
Constituyente para deslegitimar este opresor y decadente sistema político,
podrá abrir las puertas para un cambio democrático real. Cambio que deberá ser
discutido en una libre Asamblea Constituyente y sancionado plebiscitariamente
por la ciudadanía.
19 de junio de 2013.
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