No interesa
X Manuel Ahumada Lillo, Presidente C.G.T. CHILE/PULSO
SINDICAL Nº 284 - DEL 16 AL 30 DE JUNIO DE 2015
Ni siquiera mencionaré la fecha en que ha muerto Sergio
Diez, pues no interesa.
Si hay que decir que ha muerto, sin pagar por sus felonías, otro
activo colaborador del pinochetismo. Tipo oscuro, dirigente de la derecha más
reaccionaria, esa que planificó y financió el golpe de estado de 1973.
Un individuo que fue capaz de negar en las Naciones Unidas,
y por ende al mundo entero, la existencia de detenidos desaparecidos y de
torturados en Chile, no merece ser reconocido más que como un servidor del
fascismo.
Fue en 1977 que cumplió las ordenes de la junta militar y
los acuerdos con sus iguales (por mas que muchos se hayan desmarcado después),
negando lo que en su país sucedía.
Con el tiempo pretendió hacerse a un lado diciendo que fue
engañado y que no le dijeron toda la verdad, pero eso no se lo creyó ni él,
quedando marcado por siempre como un cobarde y mentiroso.
Si hoy vemos como se investiga por corrupción
mayoritariamente a los servidores de la dictadura, no debe extrañarnos lo hecho
por Diez.
Solo debemos observar atentamente como sus pares en la
política, los derechistas anti reformas y cambios de todo tipo y algunos que
apoyaron inicialmente el golpe y que luego estuvieran vigilados por la
dictadura, hoy le rinden homenajes.
Se trata de los mismos lobos, solo que algunos han utilizado
ropaje de ovejas para tratar de pasar desapercibidos.
Ríndanse homenajes, sigan calificándose como lo que no son.
Somos muchos los que no olvidamos y les denunciaremos donde estén. Más allá del
paso del tiempo, estaremos siempre recordando a nuestro pueblo quienes fueron y
lo que hicieron.
Ni perdón ni olvido.
Una enorme nube cubre hace mucho tiempo la ciudad de
Santiago y otras al norte y al sur de ésta. Es la contaminación ambiental, el
envenenamiento del aire.
En la primera el crecimiento desatado y mal reglamentado de
la industria y el aumento del parque automotriz, como los principales elementos
contaminantes, mas no los únicos. En las otras fundamentalmente el consumo de
leña, metales de diverso tipo en el aire y en la tierra.
En todas, la mala calidad del aire está afectando gravemente
la calidad de vida de la población en general y particularmente en niños y
adultos mayores.
Y qué decir de los efectos del aluvión en el norte grande?
Enorme cantidad de productos químicos liberados por el agua,
lo que dejó al desnudo el descontrol total en el cuidado de estos productos y
como no, también la avidez del capital, que solo depreda sin dejar mayores
beneficios a los habitantes de todos los lugares arrasados por el agua.
Ni buenos caminos, ni habitaciones dignas, ni escuelas
dotadas de tecnología, tampoco centros
de salud aptos para tratar las dolencias y enfermedades provocadas por el
trabajo minero y la exposición por tiempo indeterminado a un aire contaminado.
Y qué decir de la carencia de buenas y rápidas
comunicaciones, equipos de búsqueda de cuerpos de personas arrastradas por las
aguas descontroladas, que pudieron haber aminorado en algo ese enorme daño.
Nada. La contaminación, el abandono de ciudades y comunas va
quedando en el olvido como todos y cada uno de los dramas que históricamente
nos han afectado. Es la apuesta de los que depredan y destruyen. Una campañita
por aquí, algunos regalitos por allá y a seguir cagando al pueblo. En eso son
expertos.
Así como en la Cuarta y Quinta Región se roban el agua para
las plantaciones de particulares y pese a las denuncias absolutamente
documentadas aún no hay sanciones, en la Araucanía se sigue negando sus
derechos ancestrales al pueblo mapuche. Reprimen, apresan, acusan, condenan y
matan, al que reclama lo que le pertenece.
Estudiantes y profesores siguen sin ver satisfechas sus
demandas, mientras el paro de docentes y no docentes se acerca al mes de
duración.
Los trabajadores siguen siendo ignorado y sus
manifestaciones ocultadas por la prensa en manos de los dueños del capital.
El 30 de junio, trabajadores asociados a SINTRASAR (UTEC) y
SINTEC manifestaron en el frontis de las oficinas centrales del Metro, en el
centro de Santiago.
Se trata de un nuevo cuestionamiento al instrumento legal
que faculta la explotación de fuerza de trabajo a través de lo que llaman
empresas contratistas.
Sueldos miserables, carencia de implementos de trabajo,
uniformes, alimentación digna, la obligación de trabajar exceso de horas extras
para hacer subir los ingresos, nulo respeto a las normas de higiene y seguridad
en el trabajo. Ni siquiera cuentan con locomoción de acercamiento a sus lugares
de trabajo
Bajo esta norma legal se ha facilitado el abuso de contratos
de plazo fijo y por obra o faena, la falta de respeto a los reglamentos
internos, el desconocimiento del trabajo del comité paritario.
Y sin embargo las autoridades políticas insisten en que las
cosas están bien e irán aún mejor cuando
se aprueben las nuevas reformas al Código del Trabajo, reformas que en su
momento fueron acordadas por la CUT y la Nueva Mayoría y que hoy son muestra
clara de que se trata solo de una nueva capa de pintura al edificio del modelo
económico.
Salió lo que pocos quieren, pero que la mayoría de los
diputados validaron, desde la Cámara al Senado y, seamos justos, no son muchas
las críticas por lo que hicieron.
La pregunta del millón es si vale la pena seguir intentando
conseguir que el negro mute a gris.
Se perderán cientos de horas de trabajo buscando convencer a
los senadores que mejoren el proyecto o al menos lo mantengan tal cual. Mejoras
que son solicitadas por algunos dirigentes sindicales, asesores y ciertas
instituciones que no siempre representan el sentir de los trabajadores, a los
que poco consultan.
Mantener lo acordado será la exigencia mínima de los
diputados, salvo que el proyecto sea mejorado por los senadores.
¿Si llegara a suceder lo mismo que con la reforma
tributaria, qué harán los diputados y quienes, desde fuera del parlamento,
validan lo que ya se ha hecho?
¿Comisión mixta?, ¿rechazo del proyecto? ¿Veto presidencial?
Se impondrá lo que llaman “realismo político”. Algunos harán
pucheritos, otros discursos para la galería para terminar todos diciendo que se
aceptan las reformas “porque peor es mascar lauchas”.
Ante este cuadro, la respuesta debe ser una sola, Mantener
las razones del rechazo al proyecto y exigir al Estado que haga ley las
demandas básicas: Locomoción, colación, gratificación garantiza,
reajustabilidad anual de los sueldos.
Toda cuestión en contrario será traición y las cuentas
deberán ser cobradas.
Del pueblo, de los trabajadores depende.
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