Caso Stoulman-Pessa ¿podría comprometer a Augusto Pinochet
Hiriart?
X Arturo Alejandro Muñoz/ Movimiento Generación 80
Asesinato del matrimonio de cambistas Stoulman-Pessa fue
cometido por la DINA en Chile. Pero, ¿el dinero dónde está? Una nueva arista de
ese caso involucraría a Augusto Pinochet Jr., el ‘hijo pródigo’….
En esta nota debería haber participado –entregando datos y
confiándonos su opinión- el abogado Aldo Duque, alias “Dick Tracy” según el
diario ‘La Cuarta’… sí, el mismo que hoy vemos en algunos programas
faranduleros de la televisión abierta. Dije que “debería haber participado”,
pero es un hecho de la causa que jamás lo
haría si el tema a abordar tiene relación con
quien fuera, años ha, uno de sus clientes, Augusto Pinochet Hiriart.
Comencemos estas líneas mencionando, precisamente, ese caso
ocurrido en los tribunales de Curicó el año 2004, cuando al hijo del tirano se
le acusó de “receptación y uso malicioso de vehículos”, cuestión que motivó a
la Fiscalía local ordenar la detención de Pînochet Hiriart por parte de la
PDI. Duque, quien era su abogado, entró en pánico y se atrevió a asegurar: “me
parece sintomático que se haya ordenado la detención en un momento que se
investigan las cuentas secretas que su padre, Augusto Pinochet Ugarte, tenía en
el Banco Riggs de Estados Unidos”.
Pero, Augusto junior venía ya con historia de arrastre.
Recordemos el caso “pinocheques”, cuando en el año 1987 compró “Valmoval”,
empresa dedicada a la fabricación e implementación de fusiles, administrada por
el Ejército, la cual se había declarado recientemente en quiebra. Dos años
después, el ejército vuelve a comprar dicha empresa (a Augusto Jr., por
supuesto), siendo la transacción pagada por su padre, Augusto Pinochet Ugarte,
a través de tres cheques —los llamados ‘pinocheques’— por un monto cercano a
los 3 millones de dólares, que correspondían, por cierto, a dinero fiscal.
A este respecto, recuerda Wikipedia: "El caso se filtró
en la prensa a pesar de haberse realizado en secreto. El 19 de diciembre de
1990, ya en la ‘Transición a la Democracia’, el general Pinochet, quien
continuaría siendo Comandante en Jefe del Ejército hasta 1998, ordenó un
acuartelamiento de tropas que se extendió hasta altas horas de la noche,
presionando al gobierno de Patricio Aylwin para que no iniciara acciones
legales (lo que consiguió con fácil prontitud). Posteriormente, en
declaraciones de prensa, se diría que las acciones militares habían sido
únicamente un ‘ejercicio de alistamiento y enlace’"
Lo concreto es que el hijo del dictador se apropió de tres
millones de dólares sin recibir sanción ni castigo alguno de parte de la
justicia; pero sí tuvo que experimentar una situación delicada y dolorosa, ya
que ese dinero lo había puesto íntegramente a nombre de su esposa, la que viajó a Estados Unidos y adquirió
inmuebles en California. Pero, la tragedia explotó cuando la esposa de Augusto
Jr. cayó en infidelidad matrimonial al involucrarse sentimentalmente con un
soldado (cabo segundo) que oficiaba de guardaespaldas de la familia.
Hubo pronta separación, pero el dinero siguió en manos de su
ex mujer, a la que intentó enfrentar con violencia, pero ella le disparó un
balazo en un pie… finalmente se divorciaron, y la mujer –años más tarde- se
suicidó.
A objeto de encuadrar estas líneas en lo que hoy surge como
relevante, es necesario recordar el trágico caso del matrimonio chileno-judío
conformado por Jacobo Stoulman Bortnick y Matilde Pessa Mois. Sobre ellos, y en
relación a los sucesos que culminaron con
su asesinato y desaparición, hay mucho material periodístico publicado por
diversos medios nacionales y extranjeros, como es el caso de “Página 12” de
Argentina, “La Nación”, “Ciper Chile”, “G80”
y “Revista Punto Final”.
EL CASO STOULMAN-PESSA
El domingo 29 de mayo de 1977, en el aeropuerto de Ezeiza
(Buenos Aires), el matrimonio chileno-judío formado por Jacobo Stoulman Bortnik
y Matilde Pessa Mois fue detenido por un operativo conjunto de agentes de las
dictaduras militares argentina y chilena, sacado rápidamente de la terminal
aérea y conducido a lugares de interrogación y tortura. En la losa de Ezeiza, al pie de la
escalerilla de un avión de la línea Braniff y subiendo a un auto como presuntos
pasajeros VIP fue la última vez que se vio al matrimonio Stoulman-Pessa con
vida.
La Operación Cóndor había dado un nuevo golpe maestro, y a
partir de ese momento una densa madeja de elaborados operativos distractores,
traiciones familiares, deslealtades societales y comunitarias, e intereses
económicos, comenzó a tejer una densa niebla sobre el doble secuestro y otros
once crímenes y desapariciones relacionadas en Buenos Aires y Santiago. En este
oscuro asunto tuvieron algún importante grado de participación (y de
responsabilidad) relevantes miembros de la comunidad judía en Chile, muchos de
ellos partidarios de la dictadura pinochetista hasta hoy, y notorios votantes
UDI.
A los 43 años de edad, Jacobo Stoulman Bortnik era,
paradójicamente, el menos anónimo de esos personajes. Sin militancia política
conocida, inteligente y seductor, en sólo ocho meses -en 1976- su empresa
‘Cambio Andes’, ubicada en Agustinas al llegar a Ahumada, había captado a los
más codiciados inversores, en particular a los de la comunidad judía. Estrella
en alza del mundo financiero, Stoulman no podía ser secuestrado en Chile sin
que se armara un escándalo.
La DINA, la poderosa central de inteligencia de Manuel
Contreras que asesinó a Orlando Letelier en Washington y al general Carlos
Prats en Buenos Aires, buscó la captura de ese matrimonio tanto por las
necesidades de financiamiento de una DINA vetada desde el gobierno de Jimmy
Carter, como también interesada en dar un severo golpe político al Partido
Comunista y a su aparato financiero, el que utilizaba los caros y eficientes
servicios del cambista Stoulman.
La policía secreta sabía que Jacobo Stoulman manejaba los
dineros de grandes inversores locales, los suyos propios y los que el
financista chileno-húngaro Klein (tío del ahora famoso y generoso empresario
minero Leonardo Farkas Klein, que heredó y reinició hace algunos años las
actividades de su rentable Minera Santa Bárbara), pudiese haber enviado a
través de Cambios Andes para el Partido Demócrata Cristiano y para el ex
presidente Eduardo Frei Montalva, que ya había recibido en 1973 (y antes
también) importantes apoyos financieros desde Suiza del empresario minero Klein
para su campaña senatorial y la desestabilización anti-Allende en marcha.
Además, la DINA había detectado que el cambista
Stoulman era también el intermediario de un operativo financiero del
Partido Comunista chileno para ingresar al país fondos que permitieran rearmar
su estructura.
Efectuar el secuestro en Chile podía arriesgarlo todo.
Entonces entró en acción el Plan Cóndor que, como todos los de la conexión
chilena de la coordinación represiva en el Cono Sur, abundaba en misterios y se
le armó al cambista un bien elaborado plan para hacerlo viajar a Buenos Aires,
utilizando a un militante comunista chileno-suizo de apellido Jaccard, aún
desaparecido, secuestrado en un hotel de Buenos Aires dos semanas antes del
fatal viaje Brannif (Jaccard fue esposo de Paulina Veloso, ex ministra de la administración Bachelet).
En el caso Stoulman la inteligencia operó para ‘demostrar’
que el matrimonio había proseguido tranquilamente viaje a Montevideo, versión
que se dio oficialmente a la cancillería chilena en un cable firmado por el
general Rafael Videla y, después, inexplicablemente "extraviado".
Junto con esto se desplegó una acción psicológica exitosa.
El boca a boca -y en especial el dirigido a la comunidad
judía- travistió a Stoulman en una suerte de demoníaco chileno que traficaba
fondos recolectados en secuestros subversivos en Argentina y Uruguay
(Montoneros y Tupamaros) en aras de la célebre "conspiración judeo-bolchevique
apátrida". Instalada esta falsa versión, que "justificaba" así
su secuestro por los militares argentinos y liberaba a la DINA de toda
responsabilidad, nadie --salvo sus hijas
y un hermano de Matilde Pessa Mois- osó reclamar por su suerte. Menos aun lo
hicieron los grandes financistas amigos o conocidos de Stoulman, cuyas
inversiones habían sido prolijamente detectadas por la agencia represora que
dirigía Manuel Contreras.
LA TROIKA CHILENO-JUDÍA ENTRA EN ACCIÓN
Para tapar un escándalo en ciernes, que a principios de
octubre de 1996 podía afectar a buena
parte de la cúpula empresarial y dirigencial de la comunidad judía chilena en
dictadura -por las razones espurias, encubridoras y corruptas, hasta con negociación con la
DINA a través del abogado pinochetista Ambrosio Rodríguez, y de su inacción
ante el doble secuestro de 1977-, se montó apresuradamente otro escándalo
mediático, esta vez con el apoyo de toda la prensa del duopolio: había
estallado el asunto de la ‘Troika Judía’, es decir, la acción de importantes
personeros y personajes que estructuraron un montaje finamente pensado y
activado para echar tierra sobre asuntos que cuestionaban duramente el
comportamiento ético y político de muchos inversionistas, educadores,
dirigentes religiosos y conocidos empresarios de la comunidad judía chilena
durante la dictadura.
Además, los medios de prensa que mencionaremos a lo largo de
este artículo develaron también otra arista de este deleznable caso: el asunto
de la hermana de Jacobo Stoulman, quien junto con su marido –Isaac Pessó-
después del doble secuestro cambiaron rápidamente de ‘pelo’, pues de modestos
empleados de una Casa de Cambios y Turismo pasaron a constituirse en
importantes empresarios de ambos rubros, y hoy son, además, co-dueños del Hotel
Intercontinental y de otras empresas. El cuñado de Stoulman –Isaac Pessó- en los años 80 y 90
fue directivo del CREJ y Tesorero del Estadio Israelita.
Lo de la ‘Troika Judía’ habría sido un apresurado montaje en
el que participó decisivamente el entonces alto dirigente PPD Jorge Schaulsohn
para aplacar otro escándalo de Derechos Humanos que se empezaba a develar
después de 17 años de mentiras y silencios.
De paso, Schaulsohn intentó también proteger al menos a tres dirigentes
importantes de la comunidad judía que tuvieron una muy cuestionable actuación
en el doble secuestro (los señores Gil Sinay Sestopal, León Dobry Folkman e
Isaac Pessó Faraggi), y proteger, por cierto, a dos abogados pinochetistas que
estaban relacionados con ellos en el encubrimiento y falsificación del
verdadero origen y consecuencias del secuestro del matrimonio Stoulman-Pessa.
Uno de esos abogados era Ambrosio Rodríguez Quiroz, fiel servidor del tirano
durante los 17 años de gobierno totalitario.
Todos estos personajes, seguramente consideraron que estaban
amenazados por las revelaciones de un reportaje -redactado por el periodista
Iván Cabezas y por el investigador político Juan Pablo Moreno- publicado el 29 de septiembre de 1996 por la
Revista Semanal del diario La Nación, en el cual se demostraba el verdadero
origen del doble secuestro efectuado por la DINA y su Operación Cóndor en mayo
de 1977, y la forma en que se había encubierto y silenciado el asunto durante
19 años.
Menos de dos semanas después de aquella publicación estalló
el distractor asunto de la "Troika Judía", sepultando el impacto de
la publicación de prensa que daba las primeras pistas de los cómplices y
culposos manejos de la cúpula de la comunidad judía en dictadura, puesto que algunos
de sus dirigentes aparecieron como posibles encubridores y cómplices por
omisión y falsificación del doble secuestro en Ezeiza, y el señor León. Dobry
-junto con Jorge Schaulsohn- terminó en reuniones de alto nivel en La Moneda,
hecho que significó que el caso Stoulman-Pessa quedara sepultado
convenientemente, y durante años no
fuera abordado por la prensa chilena.
El entonces director de la Revista Semanal del diario La
Nación –Luis Alberto Ganderats- debió renunciar por no haber solicitado permiso
al Director PDC de La Nación para publicar ese autocensurado reportaje del
periodista Iván Cabezas, quien nunca más volvió a publicar en La Revista
Semanal de aquel medio informativo. El reclamo lo hizo directamente al diario
gubernamental quien fuera en esa época Ministro Secretario General de Gobierno,
José Joaquín Brunner, ex MAPU-OC y PPD.
Un intento de reflotar el caso ocurrió en agosto del 2000,
en el diario electrónico El Mostrador, con un largo y completo reportaje de la
periodista Pascale Bonnefoy, a raíz de la querella criminal contra Pinochet de
las tres hijas del matrimonio Stoulman-Pessa. Pero, el intento fue frustrado
por la censura que consiguió el propio León Dobry con su amigo y compañero de
directorio en un banco: Juan Agustín Figueroa, socio mayoritario de la empresa
que publicaba El Mostrador. La censura duró cuatro años y el reportaje de
Pascale Bonnefoy sólo fue subido a la web de El Mostrador el 2004, cuando
Pinochet estaba procesado por el juez Juan Guzmán en el caso Cóndor y el doble
secuestro de Ezeiza de 1977.
AUGUSTO JR. APARECE EN EL HORIZONTE DE LAS TURBIEDADES
Algunos investigadores políticos (Juan Pablo Moreno es uno
de ellos) conocían las razones de fondo que animaban a varios denunciantes en
el asunto de la ‘troika judía’, los que estaban relacionados con el secuestro
en Buenos Aires -en mayo de 1977- del cambista Jacobo Stoulman y su mujer,
quienes sacaban de Chile las platas evadidas de impuestos -y otros
dineros negros- pertenecientes a
su entonces socio León Dobry y a otros importantes empresarios y rentistas de
la comunidad judía.
Por ello, ¿qué pasó con el dinero que poseía y manejaba el
matrimonio chileno-judío, así como los dólares que traía a Chile –para el PC-
Alexei Jaccard, persona que también fue detenida por DINA en Buenos Aires y
asesinada, presumiblemente, en Chile? Esa plata desapareció… no hay registro
alguno de su paradero.
O mejor dicho, no había registro… hasta ahora, ya que con la
confirmación de que los restos óseos encontrados en Cuesta Barriga pertenecían
al matrimonio asesinado por agentes de la DINA en Chile, una nueva arista
necesaria de ser investigada rigurosamente surgió en este caso. Esa arista ya
la había entregado hace algunos años el investigador político Juan Pablo Moreno
al plantear una duda válida y razonable respecto de dineros que,
‘milagrosamente’, llegaron a las manos de Augusto Pinochet Hiriart en esa misma
época, dineros con los que el hijo del dictador habría adquirido una lujosa y
carísima mansión en Santiago.
Ello es lo que se desprende de lo publicado recientemente
por la revista ‘Punto Final’ del 10 de julio del presente 2015. Probablemente
habrá una nueva investigación en la que el ‘hijo pródigo’ del dictador se verá
envuelto en las turbulencias de las turbiedades en que ha vivido desde que
abandonó el uniforme militar para exprimir las posibilidades de ganar dinero
fácil y dulce –legal e ilegalmente- que le reportaba el hecho de contar con su
progenitor al mando de un gobierno dictatorial.
Resulta probable que se abra proceso al hijo del dictador
por esta causa. Eso se podrá dilucidar próximamente, pues si bien en la
desaparición y asesinato del matrimonio Stoulman-Pessa hay otras personas
comprometidas, el nombre de Augusto Pinochet Hiriart se había mantenido ausente
hasta hoy, pero una de las hebras del caso salió a la luz luego de haber
dormido un largo sueño durante catorce años, y ella lo mete de lleno en un
nuevo escándalo, en una nueva y grave acción desglosada de los avatares de la
dictadura más sanguinaria habida en América. La que encabezó su padre.
Fuente: Movimiento Generación 80
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