Wikileaks arroja luz sobre tratado ultra-secreto
X Marco A. Gandásegui, h.*/ALAI AMLATINA
Panamá y otros 50 países
negocian en secreto un tratado que acabaría con lo poco que queda de democracia
y del libre mercado a escala global. Funcionarios norteamericanos y europeos
asesoran a sus contrapartes. Todo indica que es una operación que se mueve al
margen de la ley de los países involucrados. En la actualidad, el Congreso de
EEUU legisla para crear un marco jurídico para la nueva instancia. En el caso
de Panamá y la mayoría de los países que forman parte de las negociaciones no
hay información que se esté legislando.
Wikileaks está filtrando, a través de una red periodística
mundial que está a su disposición, el contenido de las negociaciones
clandestinas entre medio centenar de gobiernos para establecer una alianza
neoliberal planetaria: el Trade in Services Agreement (TiSA). El acuerdo de
intercambio de servicios no sólo se está negociando en el más absoluto secreto,
también pretende seguir oculto durante cinco años adicionales después de entrar
en vigencia.
El nivel de encubrimiento del TiSA –que abarca las
telecomunicaciones, comercio electrónico y servicios financieros, así como
seguros y transportes – es superior al del Trans-Pacific Partnership Agreement
(TPPA) entre Washington y sus socios asiáticos. Wikileaks divulgó documentos
secretos donde se descubre que se está construyendo un complejo de normas y
reglas diseñadas para evadir las regulaciones estatales sobre el mercado global.
Si el tratado no se da a conocer durante años, los gobiernos
que lo ejecutan no tendrían que rendir cuentas. Según fuentes bien informadas,
la intención fraudulenta de estas negociaciones clandestinas es obvia por su
descarada violación de la Convención de Viena sobre la Ley de Tratados. Por el
momento, los gobiernos latinoamericanos implicados en la negociación secreta
del TiSA incluyen Panamá, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Paraguay y Perú.
Los textos de la negociación secreta del TiSA que divulga Wikileaks muestran
que lo que se pretende es eliminar todos los controles de los servicios
financieros. Fueron precisamente los derivados o los CDS (credit default swaps)
– auténticas apuestas sobre posibles quiebras – los que generaron la burbuja bursátil
que al estallar en 2007-2008 acabó con el sistema financiero capitalista hasta
entonces conocido. El colapso obligó a Washington a inyectar millones de
millones de dólares de fondos públicos en los bancos más grandes para evitar su
bancarrota.
Wikileacks tuvo acceso a las notas internas sobre las
negociaciones con Israel y Turquía para que se adhiriesen al tratado secreto,
algo que en cambio se negó a China y Uruguay cuando lo solicitaron,
probablemente temiendo que filtrarían los contenidos del pacto en cuanto
comprendieran el alcance de lo que se pretende. Es revelador el listado de los
gobiernos latinoamericanos que participan en el TiSA, todos ellos fieles
aliadas de EEUU. A su vez, se excluyen los países del ALBA, así como Brasil,
Argentina y otras potencias en que Washington no confía.
Lo más increíble de la propuesta de TiSA es que le exigirá
transparencia total a los países que no forman parte del Tratado secreto. Los
países que no están en el círculo íntimo, deberán anunciar de antemano y abrir
a discusión previa todas las regulaciones y normativas que se dispongan a
aplicar, asegurando así que las grandes corporaciones tengan tiempo para
contrarrestar, modificar o incluso impedir esas decisiones soberanas en función
de sus intereses.
El TiSA tomará en cuenta todas las exigencias de la
industria financiera de Wall Street de Nueva York y la City en Londres, así
como los intereses de las grandes corporaciones globales, para las que el
tratado no es un secreto sino producto de su propia creación. Según la
profesora de Derecho de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda), Jane
Kelsey, "el mayor peligro es que el TiSA impedirá que los gobiernos puedan
fortalecer las reglas para controlar el sector financiero".
Diseñado en estrecha consulta con ese sector financiero
capitalista a escala global, el TiSA obligará a los gobiernos firmantes a
fortalecer y ampliar la desregulación y liberalización bursátil causantes de la
crisis. Además, les quitará el derecho de mantener y controlar los datos financieros
dentro de sus territorios. Incluso, los forzará a aceptar derivados crediticios
tóxicos e impedirá que adopten medidas para evitar otras crisis creadas por el
neoliberalismo. Y todo ello será impuesto por unos acuerdos secretos, sin que
la opinión pública se pueda enterar de cuáles son los verdaderos motivos que
arrastran a sus países a la ruina.
* Marco A. Gandásegui, hijo, profesor de Sociología de la
Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios
Latinoamericanos Justo Arosemena (CELA)
Fuentes: Blogspot Marco Agandasegui14 - Alainet
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