(Foto: victoria aldunate) |
Más de 28 millones de niñas son explotadas en el hogar
X Cimac (enviada X Marta Zabaleta)
En el mundo hay más de 28 millones de niñas en situación de
explotación en el hogar. Para la mayoría de ellas es su principal ocupación
para obtener un ingreso.
Como parte del 12 de junio, Día Mundial contra el Trabajo Infantil, organizaciones locales e internacionales integrantes de la Mesa Social contra la Explotación de Niñas, Niños y Adolescentes informaron que 40 millones de niñas y niños realizan trabajos en el hogar durante más de 15 horas a la semana; el 72 por ciento son niñas.
El trabajo del hogar representa la principal fuente de ingresos de las niñas trabajadoras menores de 16 años, según asentó la agrupación internacional Save the Children en su informe “Esclavos, puertas adentro”, de 2008. Tal situación se acentúa en América Latina.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) documenta que en Paraguay, Perú, Brasil y Colombia, el 83 por ciento de empleados del hogar eran niñas, mientras que en Guatemala y Costa Rica representan el 90 y 91 por ciento, respectivamente.
En un comunicado, la Mesa Social explicó que el trabajo infantil en el hogar es más difícil de detectar, debido a que es “invisibilizado” y se oculta tras una supuesta acción filantrópica del explotador, quien les ofrece techo, comida e incluso un salario, razones por las que le deben “agradecer” con su trabajo.
En el caso de las menores de edad, esta naturalización es aún mayor puesto que en varias comunidades indígenas o rurales se considera que el trabajo del hogar es parte de la “educación femenina” para la vida adulta, incluso se percibe como una alternativa válida a la escolarización.
Por ejemplo, las niñas indígenas trabajadoras del hogar representan el 64 por ciento del total de la población infantil indígena que se dedica a los quehaceres domésticos. De 1.9 millones de menores de edad que son explotados en su propia casa, el 59 por ciento son niñas.
Al perder toda clase de afecto y apoyo familiar, pierden también la oportunidad de asistir a la escuela; tienen incluso menos probabilidad que otras niñas y niños que realizan otros trabajos, debido a la falta de tiempo y dinero para hacerlo.
No recibir educación merma sus posibilidades laborales y de desarrollo en la edad adulta. Las destina a continuar como trabajadoras del hogar o a limitarse a empleos que requieran de un bajo perfil académico, lo cual incrementa su situación de pobreza.
La Convención de los Derechos del Niño en su artículo 32 reconoce el derecho de niñas y niños a ser protegidos de la explotación económica, y de realizar algún tipo de trabajo peligroso o que impida su educación.
Los tipos de tareas que realizan niñas y niños en situación de explotación en casas son diversas, entre ellas están la intendencia y aseo de la casa, la jardinería, la preparación de alimentos, la limpieza de la ropa, el cuidado de animales y de otros menores de edad.
Si trabajan fuera de sus hogares, como es el caso de un millón 75 mil menores, los riesgos a los que están sujetos son varios: carencia de protección social y jurídica; salarios bajos, si es que perciben alguno, y la posible discriminación en el lugar donde laboran para convertirse en “posesiones” de quien los explota, razones por las cuales quedan en completa indefensión.
La Mesa Social contra la Explotación de Niñas, Niños y Adolescentes está conformada por Save the Children, Caminos Posibles, Centro de Acción y Reflexión Laboral (Cereal), la OIT, la Fundación Pro Niños de la Calle, entre otras organizaciones
Fuente: argenpress, prensa argentinaComo parte del 12 de junio, Día Mundial contra el Trabajo Infantil, organizaciones locales e internacionales integrantes de la Mesa Social contra la Explotación de Niñas, Niños y Adolescentes informaron que 40 millones de niñas y niños realizan trabajos en el hogar durante más de 15 horas a la semana; el 72 por ciento son niñas.
El trabajo del hogar representa la principal fuente de ingresos de las niñas trabajadoras menores de 16 años, según asentó la agrupación internacional Save the Children en su informe “Esclavos, puertas adentro”, de 2008. Tal situación se acentúa en América Latina.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) documenta que en Paraguay, Perú, Brasil y Colombia, el 83 por ciento de empleados del hogar eran niñas, mientras que en Guatemala y Costa Rica representan el 90 y 91 por ciento, respectivamente.
En un comunicado, la Mesa Social explicó que el trabajo infantil en el hogar es más difícil de detectar, debido a que es “invisibilizado” y se oculta tras una supuesta acción filantrópica del explotador, quien les ofrece techo, comida e incluso un salario, razones por las que le deben “agradecer” con su trabajo.
En el caso de las menores de edad, esta naturalización es aún mayor puesto que en varias comunidades indígenas o rurales se considera que el trabajo del hogar es parte de la “educación femenina” para la vida adulta, incluso se percibe como una alternativa válida a la escolarización.
Por ejemplo, las niñas indígenas trabajadoras del hogar representan el 64 por ciento del total de la población infantil indígena que se dedica a los quehaceres domésticos. De 1.9 millones de menores de edad que son explotados en su propia casa, el 59 por ciento son niñas.
Al perder toda clase de afecto y apoyo familiar, pierden también la oportunidad de asistir a la escuela; tienen incluso menos probabilidad que otras niñas y niños que realizan otros trabajos, debido a la falta de tiempo y dinero para hacerlo.
No recibir educación merma sus posibilidades laborales y de desarrollo en la edad adulta. Las destina a continuar como trabajadoras del hogar o a limitarse a empleos que requieran de un bajo perfil académico, lo cual incrementa su situación de pobreza.
La Convención de los Derechos del Niño en su artículo 32 reconoce el derecho de niñas y niños a ser protegidos de la explotación económica, y de realizar algún tipo de trabajo peligroso o que impida su educación.
Los tipos de tareas que realizan niñas y niños en situación de explotación en casas son diversas, entre ellas están la intendencia y aseo de la casa, la jardinería, la preparación de alimentos, la limpieza de la ropa, el cuidado de animales y de otros menores de edad.
Si trabajan fuera de sus hogares, como es el caso de un millón 75 mil menores, los riesgos a los que están sujetos son varios: carencia de protección social y jurídica; salarios bajos, si es que perciben alguno, y la posible discriminación en el lugar donde laboran para convertirse en “posesiones” de quien los explota, razones por las cuales quedan en completa indefensión.
La Mesa Social contra la Explotación de Niñas, Niños y Adolescentes está conformada por Save the Children, Caminos Posibles, Centro de Acción y Reflexión Laboral (Cereal), la OIT, la Fundación Pro Niños de la Calle, entre otras organizaciones
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