(Foto: Ximena Riffo) |
Karina Sepúlveda Cisternas
Entre “emblemas” patriarcales y la autodefensa
X victoria aldunate morales
Mientras decenas de mujeres mueren o matan, los agnósticos predican
confianza en las instituciones, los cristianos exigen colocar la otra mejilla,
y quienes se incluyen, celebran leyes para la diversidad que hacen más
presentable al Patriarcado…
Mujeres que confiaron en las instituciones y colocaron la
otra mejilla, murieron. Karina en cambio, salvó su vida y la de sus hijos y,
probablemente, en castigo por ello, hoy vive en la espera angustiante de una respuesta
del sistema a su osadía:
la autodefensa.
NORMA Y SUS WAWAS: HACHAZOS
El viernes 24 de mayo, a golpes de hacha y puñaladas, murió
Norma Bañares Vásquez de 26 años en Carahue, comuna de La Araucanía. El
femicida es JUAN RODRÍGUEZ LLANCAPÁN, quien de la misma manera mató a sus tres hijos
de 8, 5 y 2 años, y a su amigo Julio César Huentreñan.
Norma debía presentarse en la Fiscalía de Carahue ese mismo
viernes, pero corrió la cita para el lunes. Su madre había puesto una denuncia a
su favor por violencia intrafamiliar y amenazas de muerte. Norma había
convivido 10 años con el criminal.
ERIKA: MUERTA A GOLPES
5 días más tarde, el miércoles 29 de mayo, ingresó fallecida
a la urgencia médica, Erika Riveros Tagle de 27 años. El femicida es SERGIO
TRANAMIL BUSTAMANTE, quien la asesinó a golpes.
Cuando alguna vez la madre de ella le preguntó al femicida por
qué le pegaba a su hija, él le respondió: “ella me engaña con el pensamiento”. Erika
había abortado una vez por los golpes del agresor y había congelado sus
estudios de medicina veterinaria porque él, comunicador audiovisual, “no la
dejaba estudiar".
Ese día, luego de golpearla hasta casi matarla, la dejó
agonizar durante tres horas. Estaban en la casa de él, con la familia de él… la
llevó a un centro asistencial y mintió: dijo que habían sido asaltados mientras
trotaban. Luego fue a llamar a su madre para decirle que Erika estaba muerta y
que él se iba a suicidar, pero no se suicidó. Cuando lo detuvieron dijo estar
“arrepentido”.
La madre y el padre de Erika habían presentado denuncias por
maltrato desde septiembre de 2012 en la fiscalía de San Bernardo y en el SERNAM,
Servicio Nacional de la Mujer, y la misma Erika había hecho una denuncia por
violencia en 2009.
CARLA FRENTE A SUS NIÑOS: PUÑALADAS
Dos días después del femicidio de Erika, el viernes 31 de
mayo en la madrugada, murió Carla Escobar Ramírez, de 26 años. El femicida es
JUAN CARLOS OVALLE de 45, quien la apuñaló la noche del jueves en Batuco, comuna
de Lampa. Lo hizo frente a los hijos de ella, de 7 y 10 años.
La relación entre él y Carla había terminado hacía meses,
pero ese día él llegó a la casa y dijo que quería ver a los niños, Carla se
negó, pero él volvió más tarde. Mientras la apuñalaba, los niños veían, corrieron
a pedir ayuda, llegó el hermano de ella, pero no pudo salvarla aunque forcejeó
con el criminal. Ante los medios el femicida no sólo no se arrepintió de matarla
y de haber obligado a dos niños a contemplar el crimen violento de su madre, si
no que “alegó” que ella “era infiel”, y cuando le preguntaron qué le diría a la
familia de la asesinada, exclamó: “ellos saben la hija que tienen".
MARISOL: SECUESTRO Y UN BALAZO
Una semana más tarde del femicidio de Carla, el viernes 7 de
junio fue encontrada muerta de un balazo en la entrada de un pique minero, en
el sector de Los Morteros (Vallenar), Marisol Cuello Rabanal. El femicida fue RAMÓN
BARRAZA ARANCIBIA. El miércoles la había secuestrado en un auto alquilado desde
el Liceo nocturno de enseñanza para adultos al que ella asistía, y la había
llevado con rumbo desconocido. Su familia la buscaba.
Marisol había denunciado muchas veces la violencia de su
agresor, estaba separada de él y había prohibición de que se le acercara. Luego
de matarla, el femicida se suicidó dinamitándose.
LA TORTURA DE KARINA
Ese mismo viernes en que fue encontrada muerta por femicidio
Marisol Cuello Rabanal, comenzó un nuevo juicio contra otra mujer que antes vivía
violencia, Karina Sepúlveda Cisternas, de 33 años, madre de tres hijos, quien ahora
arriesga 15 años de cárcel por haber matado a su agresor.
Karina, quien tiene 64 cicatrices de la violencia machista del
agresor que la torturó durante 18 años, pero le colocó fin a eso en octubre de
2011: Mientras su torturador dormía, le dio un balazo. Luego de cumplir un año
en prisión, fue absuelta por actuar en defensa propia, pero ahora, en 2013, la
Corte de Apelaciones anuló esa resolución del tribunal y mientras escribimos
estas letras, Karina se está sometiendo a un nuevo juicio.
El agresor de Karina, CLAUDIO REYES, “no aceptaba una cama
mal hecha, loza sin lavar, un piso manchado". Solía decirle a ella que la
mataría con su arma y que si no “iría a reventar” a sus padres. No trabajaba,
la violaba, una vez la dejó una hora bajo la lluvia desnuda en el patio, y las
últimas semanas antes de que ella lo matara, las torturas se habían acrecentado,
el agresor había comenzado a golpear de la misma manera al hijo mayor de ambos,
un adolescente de 17 años. Tenía varias denuncias por violencia y órdenes de
detención pendientes, pero circulaba libre y manejaba un arma.
Karina no fue como Norma, asesinada a hachazos con sus tres
wawas, ni como Erika, muerta a golpes, ni como Carla, asesinada a puñaladas
delante de sus niños, ni como Marisol, muerta de un balazo, pero de haberse
enfrentado a su agresor estando él despierto ¿Qué habría pasado con Karina?
La pasividad de las mujeres no es cristiana ni agnóstica, es
una norma del Patriarcado, un sistema que hoy, ante las rebeldías de las
mujeres, requiere reciclarse y mostrarse inclusivo, diverso y tolerante. Por
eso ahora el sistema judicial chileno está entre la espada y la pared, entre su
maquillaje y su esencia. Si condena a Karina borra con el codo lo que escribió
con su mano institucionalizadora, la “emblemática” ley de femicidio y manda al
carajo “su” frágil y oportunista enfoque de género.
¡LIBERAR A KARINA POR ASUMIR LA AUTODEFENSA!
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